Tamara Cordero es malagueña, periodista y acaba de ser nombrada directora de la revista 21, de la Congregación de los Sagrados Corazones, en Madrid, donde se encuentra ejerciendo de redactora jefe desde 2017.
¿Quién es Tamara Cordero?
Soy malagueña, estudié Periodismo allí y soy parroquiana de Virgen del Camino, donde se encuentran los sacerdotes de los Sagrados Corazones, y tengo relación con ellos desde que tengo uso de razón. Soy chica de pastoral de los Sagrados Corazones y aunque sigo siendo joven, ya no lo soy tanto (ríe). Lo más importante en mi vida es la familia: mis padres, mi hermana y también a la que me unen los lazos de la parroquia: mi comunidad de jóvenes en Málaga, mi comunidad de adultos en Madrid y la vida que creo en relación con otros.
¿Cómo es tu trayectoria en la revista?
Yo trabajaba a nivel de voluntariado desde hace bastantes años llevando la parte de comunicación digital en la pastoral de la congregación de los Sagrados Corazones. A partir de ahí, fui creando la página web, la presencia en redes sociales, entablando conversaciones con las diferente parroquias y ministerios de la congregación para fomentar su presencia, creé la comunicación de la parroquia de Málaga y a partir de ahí surgió esto. Me llamaron para asumir la función de redactora jefe en Madrid de la revista, y dejé mi trabajo en Málaga en comunicación institucional y política y me lancé, porque era un proyecto muy bonito que unía dos partes de mi vida que ya convivían, mi yo cristiano y mi vocación profesional, y que desde ese momento han ido de la mano.
¿Cómo recibes esta encomienda?
Hay un sentimiento de agradecimiento muy grande. Lo vivo como reconocimiento de un trabajo que venimos realizando desde 2017, un tiempo en que la revista ha dado un vuelco muy grande con el rediseño de sus páginas, por ejemplo. Es un trabajo muy grande y que se ha hecho en equipo, junto al equipo interno y PPC.Y a la vez, lo vivo entonces como un reto, porque este nombramiento da respuesta a ese trabajo en conjunto, laicos y religiosos, y es que o llegamos juntos a la meta y estamos juntos en el camino o no somos capaces de desarrollarnos. Así que lo recibo también como reto, porque voy a ser rostro visible de esa labor compartida y por otro lado, porque nos enfrentamos en un momento muy complicado para los medios de comunicación, y estamos inmersos, además, en un estudio de digitalización que conlleva mucho trabajo y asomarte a un precipicio ante el que tenemos que responder. Poder hacerlo con voz y voto es muy bonito, periodísticamente también.
¿Cuál es el objetivo de la revista y cómo asumir el reto digital?
El objetivo siempre ha sido ofrecer una información sosegada y de reflexión a un público muy familiar. Ahí están nuestros suscriptores que siguen apoyando nuestra revista en papel. El hecho de que sea una revista mensual, nos permite hablar de los temas de forma sosegada, tranquila, sin depender tanto del hilo de la actualidad como otros medios religiosos. Sin embargo, el hecho de asomarnos al mundo digital, conlleva un aumento de la rapidez de respuesta y un reto a nivel informativo y estructural, empresarial. Nos asomamos con mucha ilusión y estamos construyendo el proyecto.
¿Qué aporta 21 al panorama de la información religiosa?
Esperanza. Estamos inmersos en una sociedad en la que nos informamos, la mayoría de la veces, rápido y mal, y en eso caemos todos. Y en ese ambiente, 21 decide frenar y reflexionar de manera sosegada sobre los distintos temas y dar voz a las personas que tienen una historia que contar y que están cambiando el mundo.