La Conferencia Episcopal Española acaba de aprobar la Instrucción Pastoral «Iglesia, servidora de los pobres», un documento en el que los obispos invitan «a todos los cristianos, fieles y comunidades, a mostrarse solidarios con los necesitados y a perseverar sin desmayo en la tarea ya emprendida de ayudarles y acompañarles». En esta jornada, dedicada a la Misión Diocesana en Caicara del Orinoco, nos acercamos al trabajo que la Iglesia de Málaga desarrolla al servicio de los pobres en aquella región.
«Nuestros misioneros son amigos fuertes de Dios» es el lema elegido por la Delegación de Misiones para celebrar el Día de la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco. Una cita anual con la que la Diócesis muestra su apoyo constante «a la actividad misionera y universal de la Iglesia, a los misioneros que están a la vanguardia y a los que están en estos momentos trabajando en la diócesis», en palabras del delegado, Luis Jiménez.
Es un día para fijar la mirada en nuestros misioneros que están trabajando en Venezuela, en Caicara del Orinoco, y a ellos van las oraciones y la ayuda económica de la campaña que se realiza este fin de semana en todas las iglesias y templos de la diócesis.
El lema de este año, «Amigos fuertes de Dios», ha sido elegido pensando en santa Teresa de Jesús: «todos sabemos que este año celebramos su centenario y esta frase es muy suya», afirma el delegado de Misiones, «tenemos que ser amigos fuertes de Dios. Todos los cristianos tenemos que serlo, pero especialmente los misioneros tenemos que estar muy cerca de Dios para poder transmitirlo en la labor evangelizadora. Si un misionero no es amigo fuerte de Dios toda su labor queda vacía de contenido, pero si lo es, entonces todo lo que transmite estará lleno de vida, de alegría, de misericordia, porque transmitirá lo que vive: su amistad con Dios».
El papa Francisco nos habla constantemente de la necesidad de salir a las periferias y de esto nuestros misioneros diocesanos saben bastante. Juan Manuel Barreiro, Juan de Jesús Báez y Manuel Lozano trabajan codo a codo con el obispo y otros sacerdotes venezolanos. Atienden tres parroquias y varios proyectos de desarrollo, formación y salud, en una extensión de 45.000 kilómetros cuadrados. En palabras del delegado de Misiones, «el Papa no hace más que recordárnoslo. Hay que salir a las periferias para encontrar a aquellos que están más alejados, más olvidados. Los misioneros tenemos como carisma el salir. Cierto que hoy tenemos muchas periferias, no ya lugares geográficos, sino muchos ámbitos donde hace falta salir y encontrarse con los pobres en los barrios de las ciudades, salir a la periferia de los inmigrantes que tenemos tan cerca de nosotros, salir a la periferia de los descartados, los excluidos. Hay que salir hacia Tanzania, como hice yo, o a Caicara del Orinoco, como nuestros misioneros. Hay que salir donde seamos llamados y se nos necesite».
Un poco de historia
El cardenal Ángel Herrera envió en 1954 a los sacerdotes José María Campos y Rafael Pérez, atendiendo la petición de clero para Hispanoamérica del papa Pío XII. Desde entonces, la Misión Diocesana en Venezuela ha ido creciendo. En la actualidad, son tres los sacerdotes diocesanos que atienden la Misión de Caicara del Orinoco: Juan Manuel Barreiro, Juan de Jesús Báez y Manuel Lozano que trabajan en comunión con sacerdotes nativos. Atienden tres parroquias y varios proyectos de desarrollo, formación y salud, en un territorio de unos 45.000 kilómetros cuadrados (la mitad de Andalucía). Además atienden numerosas capillas y centros pastorales en cientos de caseríos y comunidades dispersas por todo el municipio Cedeño, el más grande de Venezuela.
Encarni Llamas Fortes