Cuando nos encontramos a las puertas de la Semana de Pasión y el azahar impregna cada rincón de la provincia, la Diócesis de Málaga se llena de voces que anuncian la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús de Nazaret. Los pregoneros de Teba, Nerja, Vélez-Málaga, Antequera y Málaga capital explican sus sentimientos tras ser nombrados, dejando ver el lado más íntimo y humano que esconde cada pregón. «La Semana Santa es una forma de ver y comprender la fe», confiesa Félix Gutiérrez, hombre de trono del Nazareno de Viñeros, que pregonará la Semana Santa de Málaga este sábado 5 de abril a las 19.00 horas en el Teatro Cervantes.
A pocos días de pregonar la Semana Santa de Málaga, Félix Gutiérrez detalla los sentimientos que le embargan ante un acontecimiento tan importante para él: «La noticia de ser pregonero la recibí en el tren AVE llegando a Madrid, fue una cosa muy simpática, el presidente de la agrupación de cofradías me envió un whatsapp pidiéndome un favor, y lo que encerraba ese favor era el pensar en mi persona para nombrarme pregonero de la Semana Santa de Málaga.
Esto tuvo lugar el 18 de julio, muy temprano en el tiempo, por eso quizás, me pilló muy de sorpresa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el año pasado tuvimos en Málaga eventos tan importantes como el Mater Dei, a finales de septiembre, y entonces, el presidente de la agrupación quería tener ya claro quién iba a ser el pregonero y quién iba a ser el pintor de la Semana Santa de Málaga. La gran noticia me cogió a veinte minutos escasos de llegar a Madrid para visitar la fabulosa exposición de Dalí». «En mi pregón he pretendido transmitir el sentimiento de un cofrade de a pie, de una personal normal que lleva trabajando muchos años por y para la Semana Santa y lo que se dijo allí, en el gran Teatro Cervantes, fueron sentimientos muy personales». «La Semana Santa es algo que uno comienza a vivir desde pequeño y que sin darte cuenta, forma parte de tu vida. Es una forma de ver y comprender la fe, de entender y llevarnos a los tiempos actuales en los que Cristo y María, a través de las imágenes a las que veneramos, siguen vivos y que están dentro de nosotros».
