Guadalupe Seijas de los Ríos-Zarzosa (Madrid, 1965) es profesora titular del Departamento de Estudios Hebreos y Arameos de la Universidad Complutense de Madrid. Casada y madre de cuatro hijos, ha participado en las Jornadas de la Asociación Bíblica Española celebradas en Málaga.
¿Cómo aborda el estudio de la Biblia desde la filología?
Al acercarme a la Biblia siempre me ha marcado mi vinculación con la sociedad civil, mi preocupación por el mundo que me rodea. Soy creyente pero no vivo en entorno eclesial sino universitario, donde tengo muchos alumnos musulmanes. Todas estas cuestiones condicionan mucho mi visión o mis preguntas a la hora de acercarme a la Biblia.
Dice que vivimos impregnados de la Biblia sin saberlo, ¿es así?
Si, la Biblia está presente en nuestro día a día aunque las personas no lo sepan. Todo el mundo dice: “época de vacas flacas” y nadie sabe que eso viene del Génesis; al hablar de: “chivo expiatorio” son pocos los que conocen que esto es Levítico 16. Por ello, debemos reivindicar la presencia de la Biblia aunque sea desde una perspectiva meramente cultural, lo cual no es menos significativo. La Biblia inspira la pintura, la literatura, la música, el lenguaje o las categorías de pensamiento. Estoy convencida de que la Biblia es patrimonio de la humanidad.
¿Cuál es concretamente su trabajo?
Hacer accesible la Biblia y resolver los principales problemas que se presentan ante su lectura, porque hay determinados textos bíblicos que son difíciles de entender. Y es que hay mucha distancia en el tiempo y el redactor se estaba dirigiendo a otro público. La labor del investigador es facilitar la compresión del texto. Por ejemplo, si en nuestra época se usa la palabra Auschwitz tiene unas connotaciones determinadas que todos entendemos. Nuestra misión es que el texto sea legible.
Además, reivindica la actualidad de la Sagrada Escritura.
La Biblia plantea cuestiones universales. El conflicto entre lo ético y lo moral es un debate atemporal que hoy en día tiene mucha vigencia. La legislación, por ejemplo, permite cosas que muchas veces no son tolerables desde un punto de vista ético y esto ya está denunciado por los profetas: la explotación laboral, etc. Job nos está hablando de un mundo que no entiende porque no funciona con lógica, donde el justo sufre, y estamos hablando del segundo milenio antes de Cristo. Un tema de total actualidad sobre el que el hombre del siglo XXI se sigue preguntando. La Biblia tiene un mensaje para todo el mundo, religioso o no, porque es atemporal, habla de las preocupaciones del ser humano y desde esa perspectiva es un libro destinado a todos.
¿Qué estamos haciendo mal?
Creo que estamos siendo herederos de una Ilustración, un predominio de la razón que permitió hacer grandísimos avances, pero no olvidemos que la razón y la lógica no llenan todas las esferas de la vida humana. Hay unas necesidades que no se están cubriendo, pero estamos en ese proceso, donde lo espiritual debe volver a ponerse sobre la mesa y ver que forma parte de las necesidades del ser humano. Nos va a costar asumir esto en Occidente, porque tenemos que superar la magnificación de la ciencia, que aporta muchísimo pero no es lo único y también se equivoca. En otros lugares del mundo hay una integración de lo espiritual de un modo más natural. Yo soy optimista.
Beatriz Lafuente