Como cada verano, desde la Delegación de Juventud, se quiere facilitar a los jóvenes de la diócesis un espacio para el encuentro personal con el Señor.
El próximo mes de agosto (del 2 al 11), un grupo de jóvenes junto con el delegado de Infancia y Juventud, Salvador Gil, viajarán a Taizé (Francia) para participar en un encuentro ecuménico de jóvenes de los distintos continentes del mundo.
La comunidad de Taizé está marcada desde sus orígenes por dos aspiraciones: avanzar a través de la oración en una vida de comunión con Dios, y asumir responsabilidades para depositar un fermento de paz y de confianza en la familia humana.
En Taizé la oración común, el canto, el silencio y la meditación personal pueden ayudar a redescubrir la presencia de Dios en nuestra vida y a reencontrar una paz interior, un «por qué vivir» o un nuevo impulso. Tener la experiencia de una vida sencilla compartida con los demás nos recuerda que Cristo nos espera en nuestra existencia cotidiana, sea como sea esta existencia. Los jóvenes buscan cómo seguir a Cristo para toda la vida. Taizé puede ayudarles a discernir esta llamada. Por eso, son muchos jóvenes y animadores de pastoral juvenil los que hacen esta propuesta a la Delegación de Juventud para poder participar juntos como diócesis en esta experiencia.
La dinámica diaria estará marcada por una reflexión bíblica que expondrán los hermanos de la comunidad, seguida de un tiempo de silencio y de intercambio en pequeños grupos. Por la tarde, los talleres ayudarán a profundizar en la relación entre la fe y la vida, en el trabajo, la solidaridad, las cuestiones sociales, el arte y la cultura, la búsqueda de la paz en el mundo… En este año 2014 la Comunidad de Taizé tiene como lema «Buscar la comunión visible de todos los que aman a Cristo» y lanza a los jóvenes que participarán de estos encuentros cuatro propuestas para el trabajo en las distintas comunidades locales (parroquias, movimientos, asociaciones,…). Estas son: unirse a la comunidad local que ora; ensanchar la amistad más allá de las fronteras que nos limitan; compartir y orar regularmente con otros; hacer más visible la comunión entre todos los que aman a Cristo. El hermano Alois, responsable de la comunidad de Taizé, expresa sobre el lema que «Cristo extiende su amistad a todos, sin rechazar a nadie. Los que aman a Cristo sobre toda la tierra forman en su seguimiento como una gran comunidad de amistad. Se le llama comunión».
Desde la Delegación de Juventud deseamos que animéis a vuestros grupos y jóvenes a participar de esta experiencia que seguro será de gran riqueza para todos.
