El sacerdote Juan Manuel Ortiz (Antequera, 1972) pregona este año la Semana Santa del pueblo que lo vio nacer. Será el sábado, 12 de marzo, víspera del Domingo de Pasión, a las 19.30 horas, en la iglesia de los Remedios. Desde septiembre de 2013 se encuentra en Roma, cursando el Doctorado en Teología Moral.
Pregonero de la Semana Santa en la ciudad que le vio nacer, crecer, madurar en la fe y seguir la vocación sacerdotal. ¿Qué sintió cuando se lo propusieron?
En primer lugar, fue una gran sorpresa. Y después, cuando te das cuenta de todo lo que supone, sentí una ilusión grande y una enorme responsabilidad por tener que pregonar la Semana Santa en mi tierra.
¿Cómo ha enfocado su pregón?
La verdad es que tuve que sentarme a pensar, pues nunca había hecho un pregón y no sabía por dónde empezar. Al final, decidí coger el Evangelio del relato de la Pasión del Señor e ir incorporando cómo vive Antequera la Semana Santa.
Lo del término “pregonar” es muy apropiado, pues supone que el pregonero mueve e invita a sus oyentes a que vivan la Semana Santa.
Eso mismo pienso yo, lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, no se entiende así. Es uno de los retos. Normalmente, se exalta con mucha poesía, belleza y sentimiento, pero se pasa de puntillas por la vivencia de la fe. Pues eso hemos intentado, tratar de ofrecer la visión y la pobre experiencia que uno tiene.
¿Dónde vivirá la Semana Santa este año?
Este año, después de casi 20 años, la viviré en Antequera. No sé todavía dónde voy a celebrar los oficios, pues me ofrecí al arcipreste para echar una mano donde se necesitara. Son días en los que hay mucho que entender.
¿Cómo lleva estar tres años ya fuera de su tierra?
Al principio cuesta trabajo, no sólo por la familia, sino, sobre todo por las parroquias. Nosotros hemos respondido a la llamada del Señor al sacerdocio para servir a la gente, en la pastoral, en el día a día. Hasta que no interiorizas que los estudios en Roma también son pastoral y que, desde ahí también sirves a tu gente, cuesta trabajo; pero cuando vas descubriendo ese aspecto de los estudios, lo agradeces y te das cuenta de que es una oportunidad, tanto a nivel personal como de servicio a los hermanos, para el día de mañana.
¿Qué destacaría de su estancia en Roma?
Si Dios quiere y todo va como lo previsto (lo que nunca suele ocurrir), me encuentro ya en el ecuador de mi estancia en Roma. En primer lugar, destaco la experiencia de universalidad de la Iglesia. Cuando vives aquí, no como turista o peregrino, sino como estudiante durante años, tienes la oportunidad de vivir con gente de todo el mundo y te das cuenta de la riqueza y la diversidad que tiene la Iglesia. Los dos cursos anteriores me alojé en el Colegio Español y este curso en la Iglesia Nacional de Santiago y Monserrat y en ambos lugares veo también la realidad de la Iglesia en España, a través de los compañeros que se están preparando y formando para servir en sus diócesis. En la Iglesia Nacional de Santiago y Monserrat estamos un grupo que estamos haciendo la tesis y un grupo de investigadores que, acuden a Roma una vez al año para seguir profundizando y actualizándose en sus estudios.
Ya no vive en el Colegio Español, sino en el Monserrat, pero lo sigue llevando en su corazón y en el campeonato de fútbol “Clericus Cup”, ¿qué tal la experiencia?
Los resultados a veces no acompañan (se ríe) este año se sabía que la empresa era difícil por los cambios en el equipo y porque nos ha tocado un grupo complicado. Yo cambié de colegio con el compromiso de seguir participando en la Clericus Cup con ellos. Es una experiencia de deporte y convivencia fantástica.
Encarni Llamas