
Bajo el lema “Sé el cambio que quieren ver en el mundo”, la Delegación de Juventud y Cáritas Diocesana de Málaga convocaron a los jóvenes de entre 16 y 35 años, a comienzos del año 2025, a una reunión informativa sobre un proyecto de voluntariado que les ayudara a la crecer en la fe y en la caridad. La respuesta fue generosa y una veintena de jóvenes se comprometió a ser el cambio que quiere ver en el mundo entregando su vida hoy entre los más necesitados de nuestra diócesis.
Una veintena de jóvenes de diversos puntos de la diócesis forma parte ya de este Voluntariado arropado por la Delegación de Juventud y Cáritas Diocesana. Una experiencia que surgió porque los propios jóvenes lo pidieron después de vivir el Campo de Trabajo Lázaro (CTL) el verano pasado.
Al concluir la experiencia diocesana del CTL manifestaron que «se les quedaba corta una semana al año porque se desarrollan muchos vínculos, tanto con los centros a los que van como con los usuarios, y después no tenía continuidad», explica Eva Gaspar, responsable de la Delegación de Juventud para el Voluntariado.
«Se quedaban con esa “espinita” de querer continuar pero no había nada que les diera respuesta. Por eso, desde la Delegación decidimos darle más continuidad y embarcarnos al Voluntariado Joven que se desarrollaría en los mismos centros que ya iban en el CTL», añade Eva.
Ante la petición de los jóvenes, el delegado de Infancia y Juventud, José Miguel Porras, se puso en contacto con el director de Cáritas Diocesana, José Miguel Santos, y el responsable del programa de Voluntariado Joven, Alfonso Clavero, quienes ofrecieron como marco el proyecto de la Conferencia Episcopal Española y Cáritas Española, “Caridad con rostro joven”, con el que se pretende acercar la caridad a los jóvenes de distintas edades de nuestras parroquias, movimientos. Y comenzaron a darle forma.
Lanzaron la convocatoria y la respuesta ya fue generosa. «Estamos muy agradecidos al Señor pues tenemos una veintena de jóvenes que están realizando el Voluntariado en los distintos centros. Lo que distingue a esta actividad es que el voluntariado está unido a un acompañamiento por parte de Cáritas, del centro social al que van y de la Delegación de Infancia y Juventud. No están solos, ni es una actividad aislada, sino que forma parte de un proyecto acompañado», concluye Eva,
Y tampoco están cerradas las plazas. Los jóvenes que quieran participar se pueden poner en contacto con la Delegación a través del correo juventud.voluntariado@diocesismalaga.es y de las redes sociales en Instagram @juventuddm y de Cáritas Diocesana.
Cáritas Diocesana
«Desde Cáritas Diocesana se acogió el proyecto con mucha alegría e ilusión por comenzar una actividad que posibilitara a los jóvenes realizar un voluntariado que les permitiera encontrarse con personas en distintas situaciones vitales y darles la posibilidad de acompañarse, crecer juntos… y todo desde esa vivencia de la fe católica que ha de llevarnos, también a los jóvenes, a un compromiso con las más desfavorecidos», afirma Alfonso.
Había iniciado ya un equipo de jóvenes adultos en Cáritas que acogió la iniciativa con entusiasmo y se implicó desde primera hora. «Se contactó con muchos centros de nuestra Diócesis para personas en situación o riesgo de exclusión social, se les hizo la propuesta y mostraron su disponibilidad en todo momento: los distintos centros de Cáritas como Hogar Pozo Dulce, Calor y café, Apartamentos de mayores, como también San Juan de Dios, Hospitalarias, Cotolengo, Hermanitas de los pobres y Casa Betania», añade Alberto.
«Los jóvenes manifestaron sus inquietudes en cuanto a los centros a los que, en principio, querían asistir y se organizó por parte del equipo el calendario con las fechas para establecer un mínimo quincenal de asistencia y dos voluntarios o voluntarias por centro para que se sirvieran de apoyo y ánimo para acudir (aquello de “los envió de dos en dos” del Evangelio); y algo muy importante, acompañarles algún miembro del equipo, tanto en esos primeros momentos de forma presencial, como una vez iniciado el voluntariado, para estar pendientes de ellos y consultarles cómo les va, de forma que no se sientan solos en este nuevo camino y tengan a quién recurrir siempre. Los servicios que realizan son, principalmente, de acompañamiento ya sea en los centros o paseos con los internos, presencia en los lugares, participar en pequeños talleres, compartir juegos en los casos donde haya niños y niñas, apoyo educativo…», en palabras de Clavero.
Y es que, lo más importante, según manifiestan los jóvenes a los coordinadores es «el encuentro con otras personas que viven experiencias y situaciones difíciles, pero que, por encima de todo, son nuestros hermanos y hermanas y tienen mucho que enseñarnos y compartir con nosotros. Los jóvenes manifiestan que esa primera intención de “ir a ayudar” se convierte en un ir a compartir y que son ellos los que aprenden y quienes reciben ayuda para su vida y para su fe, interiorizando su amor al prójimo, no desde una visión paternalista, sino desde una auténtica experiencia de encuentro con Dios en el hermano».