Antonio Guadamuro presenció, siendo niño, la entrada del cardenal Herrera Oria en Málaga.
Con nostalgia recuerda que con solo siete años y de la mano de su abuelo Juan, se desplazó hasta Fuente Olletas, para presenciar la llegada del nuevo obispo, D. Ángel Herrera Oria. Añade que «llegó por carretera, por los montes de Málaga, ya que era la única carretera que unía con Madrid».
«El Obispo fue recibido por las distintas autoridades y, a pie, se desplazó hasta el santuario de la Patrona, la Virgen de la Victoria. Fue la primera visita que realizó nada más llegar a Málaga».
Antonio nos cuenta que tuvo la oportunidad de coincidir con el Obispo en muchas ocasiones, ya que participaba en los actos organizados en el Palacio Episcopal por parte de la Acción Católica, asociación de la que es miembro desde que era niño. Rememora a Don Ángel como «una persona, afable, cercana e, indudablemente, un buen pastor».
Este periodista no olvida el sinfín de obras impulsadas por Don Ángel tanto en Málaga como en la provincia. Destaca la creación de las Escuelas Rurales, la construcción de la barriada de Carranque y las homilías, en la Misa de una, en la Catedral.
Subraya la entrada de Herrera Oria como cardenal, nombrado por el Papa Pablo VI. «Su entrada en Málaga, ya nombrado cardenal por el Papa Pablo VI, fue otro de los grandes acontecimientos que se vivieron en nuestra ciudad, en torno a la figura del inolvidable Ángel».
Antonio guarda un importante archivo sonoro del cardenal, y tuvo la ocasión de entrevistarlo meses antes de su fallecimiento, estando ya enfermo. Fue en un programa especial en Madrid, para el que el Obispo recibió a un grupo de malagueños, y en el que tuvo «un cariñoso recuerdo para Málaga». «Su obra y su figura son inolvidables y en su tumba, en la capilla de San Rafael, nunca faltan flores ni velas» concluye.
Alberto García