Con motivo del II domingo de Cuaresma, Ana Collado escribe un microrrelato que invita a mirar más allá de la realidad.
-¡Lucía!
Su nombre resonaba por todo el parque de atracciones. Solo habían dejado de darle la manita un segundo…Corrían entre toda la gente, desesperados, con el nombre de su pequeña a voces en la garganta.
Rafael se chocó con un niño, que lo miró asustado, con lágrimas en el rostro.
-He perdido a mi mamá.
Rafael miró a su mujer. Dudaron. No podían dejar de buscarla ni un segundo.
-Tenemos que ayudarlo- le dijo. Ella lo miró, desesperada – Podría ser nuestra niña.
Gritaron juntos el nombre de su niña, junto al de la madre de aquel pequeño, que les indicó el camino por el que creía que su madre lo esperaría. Cuando llegaron, entre tanta gente y justo donde indicaba aquel niño, su madre lo buscaba. A su lado, su pequeña esperaba quieta, buscando con los ojitos a sus papás. Se fundieron en un abrazo, y la llenaron de besos.
