D. Javier Cremades es, desde hace unos meses, el nuevo rector del Santuario de Torreciudad. Son numerosas las peregrinaciones marianas que salen desde Málaga rumbo a este Santuario mariano, lo que animó al rector a visitar nuestra diócesis.
¿Qué relación tiene Málaga y Torreciudad?
Desde que soy rector del Santuario de Torreciudad, estoy visitando y conociendo a nuestros delegados por las distintas ciudades. Málaga es una campeona y no podía faltar en este recorrido, pues son numerosas las peregrinaciones a Torreciudad. Se nota que, en Málaga, el cariño a la Virgen se lleva en la sangre y Torreciudad tiene el encanto de que su especialidad es llegar a los corazones de las personas. Las aguas van desde el cielo directamente al corazón de la gente y ésas son las curaciones que en Torreciudad se hacen. En los 40 años de vida del Santuario (Torreciudad tiene nueve siglos) han pasado 10 millones de personas y la mayoría de ellas se han confesado. Siempre hay varios sacerdotes disponibles para el perdón. Además, alrededor de los santuarios se crea toda una red de misericordia, solidaridad y caridad, de forma que, desde Torreciudad, ayudamos todo lo que podemos a quienes más lo necesitan.
La Virgen, una figura central en este Año de la Misericordia.
El Papa ha querido que sea así, porque Cristo quiere que sea así. Hace unas semanas participé en el encuentro del Papa con los responsables de los santuarios del mundo entero, celebrado en Roma. Allí nos explicó cómo hacer para llevar la misericordia de la Virgen a más gente a lo largo de este año. En realidad, en el corazón del Año de la Misericordia está la Santísima Virgen y el sacramento de la penitencia, volver a recibir la gracia de Dios, que no está en desuso, sino que es un sacramento maravilloso, el sacramento de la alegría, como lo llamaba san Josemaría.
En su conferencia habló de verdaderos milagros que realiza el Señor a través de su Madre. Usted los ve cada día en el Santuario.
Los veo y los palpo y, como se refieren a lo que sucede en el interior del alma de las personas, normalmente no se cuentan, pero son muchas las personas que salen a la explanada del Santuario contentísimos y, después te escriben y te cuentan que por fin su marido ha vuelto a casa, que por fin se han perdonado, que todos los hermanos se han vuelto a dar un abrazo… y que le dé las gracias a la Virgen porque, después de 40 años, su padre se ha confesado y ha muerto en gracia de Dios… en fin, que te llegan cartas con las que dices: «Dios mío, ¡lo que está pasando aquí por mediación de la Virgen!». Yo siempre digo que en Torreciudad no hay rector, hay rectora. Como dicen, las llaves se las dieron a san Pedro, pero sólo para que la Virgen no llevara peso, pues la quien decide es Ella.
El Opus Dei tiene una presencia y una labor en Málaga impresionantes. ¿Cómo lo valora usted?
Es la segunda vez que vengo a Málaga y me he encontrado que hay más centros y más labor emprendida pero, sobre todo, que ha habido mucha gente que ha estado, durante muchos años, trabajando día a día, cada uno en su profesión y en su trabajo, y procurando ser hijo de Dios y hacer todo el bien que pueda. En ese sentido, la labor de la Obra no es tanto una tarea concreta que se vea, sino el estar al servicio del Obispo y vivir con la alegría del que sabe que es hijo de Dios, uno más entre todos los ciudadanos de Málaga. Por cierto, Málaga es una ciudad muy bonita, pero es más bonita por dentro, en lo que pasa en los corazones de las malagueñas y de los malagueños. Hay mucha gracia de Dios en Málaga.
En sus primeros seis meses como rector del Santuario de Torreciudad ha presentado más de 600 recién nacidos a la Virgen.
Así es, he presentado a 600 niños recién nacidos a la Virgen y es bonito porque se llevan todos un certificado de que la criatura ha sido presentada a la Virgen en tal fecha, con una foto de la Virgen de Torreciudad. Además, yo no sé qué pasa pero la Virgen siempre te premia en Torreciudad.
Don Javier, ¿cómo nació su vocación?
Mi vocación nació, yo creo, que al amparo del Virgen porque fue un mes de mayo. Yo estaba convencido de que no la tenía. Qué mal lo pasé pensando si Dios me pedía que me decidiera o no a seguirle como sacerdote. Yo pensaba que lo mío era el matrimonio, que es una vocación maravillosa, es más, yo soy fruto de esa vocación de mis padres. Estudié Medicina y Teología a la vez y, después, sentí la vocación al sacerdocio. Lo anuncié con poco tiempo a mi familia y amigos, y mis padres me contaron, con cierta emoción, que, desde que eran novios, todos los días habían pedido a Dios que los bendijera con un hijo sacerdote. Yo tenía 27 años, así que llevaban 30 años pidiendo por un hijo sacerdote. Es más, rezaron tanto que dos años después se ordenó otro hermano, así que de los 10 hermanos, dos somos sacerdotes. Piensa uno que es el generoso y resulta que la generosa es la Virgen y tus padres, que han estado pidiendo por ti. Puede parecer que es uno el que escoge a Dios, pero cuando te decides, te das cuenta de que es Dios el que te ha escogido a ti.
¿Qué consejo nos daría para vivir este Año de la Misericordia?
Yo les diría que lean al Papa tranquilamente y que escuchen lo que Don Jesús, el Sr. Obispo les dice. Aquí en Málaga es fácil que se acerquen mucho a la Virgen, que ella les dará entrañas de misericordia.
Encarni Llamas Fortes