Germán Arana SJ: «Siempre he encontrado en el papa Francisco la roca de la fe»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El P. Germán Arana SJ ha compartido, recientemente, la reflexión de las Jornadas de Formación Permanente para el Clero de nuestra diócesis. Experto en acompañamiento espiritual y conocido por sus ejercicios espirituales, nos concede esta entrevista.

Es usted conocido por los ejercicios que dirige, ¿cuál es su secreto?

El secreto es muy sencillo, y es lo único que funciona: ajustándome lo máximo posible a la metodología ignaciana, juntar el alma con Dios, juntar a la persona con Dios y uno retirarse discretamente para ayudar a que se produzca ese encuentro. Es dejar que Dios actúe, de tal manera que la persona se alumbre el sentido de su propia vida, con la garantía de una pedagogía de discernimiento que asegure la lucidez de ese proceso.

El acompañamiento espiritual es otra de sus especialidades, ¿nos dejamos acompañar los cristianos del siglo XXI?

De todo hay, pero son muchas las personas que buscan acompañamiento. Quizás, en la cultura actual, el acompañamiento espiritual sea especialmente buscado porque el mero discurso externo a la persona no le convence, sino lo que le afecta a su propia vida y le implica personalmente. Y esto es lo que ocurre en el acompañamiento espiritual, que se pone el foco de atención en lo que la persona está viviendo.

El clero diocesano puede encontrar dificultades debido a la soledad, ¿es importante que lleven un buen acompañamiento espiritual en su vida?

Importantísimo. Difícilmente uno llega a ser pastor si él mismo no se convierte en discípulo del Señor, con la ayuda de otro hermano que no te va a decir lo que tienes que hacer, sino que te ayuda a objetivar la iniciativa de Dios en la propia vida y a comprometerte con ella. Si esto falta en la vida del sacerdote, su vida se va convirtiendo en algo muy rutinario y se termina convirtiendo en una especie de empleado de cosas sagradas, en un señor que dispensa servicios religiosos, pero no en un verdadero pastor de almas.

La revista Vida Nueva lo define como “El jesuita español de absoluta confianza de Francisco”, ¿cómo es mantener una conversación con el papa Francisco?

Pues es muy fácil, es gratísimo conversar con él. Hablar con el Papa es lo más agradable de este mundo, es un gran conversador, una persona que establece una relación personal muy cercana y abierta con una gran cordialidad y tiene un fortísimo sentido del humor, lo cual hace muy agradable el encuentro. Yo he conversado con él sobre circunstancias muy duras de la vida de la Iglesia y de problemas señalados y siempre he encontrado en el Papa la roca de la fe. Es un hombre de una gran fortaleza interior y de una profunda paz y todo esto le viene solo de una vida interior muy fuerte.

Una recomendación para Adviento…

La apertura a la esperanza. Hoy el pueblo de Dios necesita sacar la cabeza, estamos demasiado apesadumbrados por los problemas, por las dificultades de la evangelización, por el cambio de percepción de la vida en la Iglesia, en la imagen pública, en la sociedad… Hemos recibido el Evangelio para entregarlo con la mayor limpieza a los demás, pero con la convicción de que está vehiculado por la misma fuerza de Dios y eso nos hace vivir en una profundísima esperanza. Tenemos que dejar de ser lloricas.

A veces nos vamos de ejercicios espirituales cuando estamos en plena crisis, ¿es conveniente?

No importa estar de “bajón” o de “subidón”, lo que verdaderamente importa para los ejercicios es tener unos fuertes deseos, esté uno como esté. Puede ser que uno esté pasando una crisis y necesite reorientar su vida, pero es muy posible que, ante unos deseos de intensa necesidad del Señor y de intenso deseo de crecimiento, los Ejercicios ayuden mucho, pues la clave es el deseo, no ir a hacer una cosa rutinaria. Los Ejercicios no son para personas de un nivel excepcional, es cierto que requieren una cierta robustez psicológica y humana, sino para personas con un intenso deseo del Señor y de búsqueda de la propia verdad.

¿Por qué nos atrae más la crítica que la corrección fraterna?

El papa Francisco es casi obsesivo en señalar el exceso de críticas como uno de los males mayores de la Iglesia porque crea mucha desunión y provienen no de un espíritu de comunión y de amor, sino de una especie de despecho interior que se proyecta sobre los demás y eso nunca hace bien, no es constructivo. En las reglas de sentir con la Iglesia, san Ignacio de Loyola da unas pistas preciosas para esa actitud que debemos tener como hijos de la Iglesia. Por una parte, tener una actitud acogedora y positiva de todo lo que es presencia de la Iglesia y de todos sus miembros y, por otra parte, sobre todo con respecto a las autoridades o con las personas que tienen una particular responsabilidad, la valentía de establecer una relación de ayuda, incluso de corrección, pero siempre desde el respeto y desde el amor y con discreción. Pero eso requiere también una actitud humilde, por cada parte. A mí una cosa que me ayuda, y que proviene también de mi experiencia en Ejercicios, es que, cuando noto que empiezo a encresparme por las cosas que veo alrededor, me digo, “pero si tú eres el último de la Iglesia de Dios”, y eso me coloca en mi lugar y veo las cosas de una manera distinta.

Encarni Llamas Fortes

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