Funeral del padre del Rvdo. Federico Cortés (Cementerio-Málaga)

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Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en funeral del padre del Rvdo. Federico Cortés celebrado en el cementerio de Málaga el 14 de marzo de 2015.

FUNERAL DEL PADRE DEL RVDO. FEDERICO CORTÉS

(Málaga, 14 marzo 2015)

Lecturas: Os 6, 1-6; Sal 50, 3-4.18-21; Lc 23, 33.39-43.

1.- Dios sana, cura y venda nuestras heridas.

Acabamos de leer una lectura del profeta Oseas que es la que la liturgia de este día, sábado de la III Semana de Cuaresma, nos ofrece. En ella el profeta contempla a Dios mirando qué significa Dios para el hombre.

Y hoy, ante este acontecimiento que es histórico, pero que es también religioso, estamos haciendo una celebración, estamos celebrando la vida. Vida y muerte son las dos caras de la misma moneda. Celebramos la vida a la que es preciso acceder a través de la muerte.

Estamos cercanos ya a la Pascua donde celebraremos la muerte de Cristo y su resurrección. Y ahora ante la muerte de un hermano, nuestro hermano Manuel, celebramos la muerte y la vida en Cristo, porque Él cambia las cosas.

El profeta anima al pueblo diciendo que hay que volver a Dios, hay que mirar a Dios, hay que volver y dirigir la mirada a Dios alejando nuestra mirada de otras cosas que nos tienen demasiado acaparada la atención. ¿Por qué hay que mirar a Dios? Porque Él nos curará, Él nos vendará, Él nos salvará (cf. Os 6, 1). La salvación está en Cristo Jesús muerto y resucitado.

2.- Dios nos hace volver a la vida de gracia y a la resurrección

El profeta nos anima a vivir en su presencia (cf. 6, 2). Caminamos en la presencia de Cristo hasta llegar a la presencia definitiva y ahí comprenderemos nuestra vida (cf. Os 6, 3). Eso es lo que estamos celebrando.

Caminar hacia Cristo hasta encontrarle cara a cara, que es lo que ya ha hecho nuestro hermano, y allí comprender, saborear la presencia del amor, de la misericordia, del perdón, de la luz.

3.- Dios llega como la aurora, tras las tinieblas de la noche

«Procuremos conocer al Señor. Su manifestación es segura como la aurora» (Os 6, 3). Son dos imágenes que trae el texto, una es la aurora. Después de una noche de muerte, de pecado, de sufrimiento, dificultades, enfermedades… el camino el hombre empieza con la aurora, es un nuevo día.

Para nuestro hermano Manuel hoy es un nuevo día. Mañana tenía previsto con su familia celebrar su aniversario de 84 años, pues el día de su nacimiento a la Vida es hoy. Lo estamos celebrando hoy. Él está en la aurora. Puede contemplar la luz que es Cristo resucitado. Hoy, como los primeros cristianos al día de la muerte temporal lo llamaban el día del nacimiento a la otra vida, el dies natalis.

Pues en lugar de mañana celebrar su 84 aniversario en la tierra, hoy celebramos su primer día en la Vida eterna; celebramos la aurora y la luz de un nuevo día. Y, de hecho, a parte del dolor que podamos tener por su ausencia, de eso nos alegramos y lo celebramos.

4.- Dios llega como la lluvia de primavera

El profeta Oseas utiliza otra imagen preciosa, Dios «vendrá como la lluvia, como la lluvia de primavera que empapa la tierra» (Os 6, 3). Dios para nuestro hermano Manuel ha venido como lluvia de primavera y está empapando su corazón de amor, de misericordia, de perdón, de alegría, de gozo, de eternidad, de paz…

Esta es su primera primavera auténtica. Y esto lo celebramos.

5.- Nuestro amor es frágil; pero el amor de Dios es infinito

Dice el profeta Oseas dice que nuestro amor es «como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece» (Os 6, 4). Pero el amor de Dios es eterno y no de desdice de lo que promete. Nosotros nos desdecimos, pecamos, negamos a Dios, pero Él mantiene su palabra.

Hoy, en esta celebración pedimos perdón por sus pecados, pedimos misericordia a Dios por la fragilidad humana. Pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Pedimos la misericordia de que lo acoja y de que olvide sus pecados. Que la misericordia infinita la actúe, la haga real, la haga viva. Esa es nuestra oración en esta mañana.

El mismo profeta Oseas dice: «quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos» (Os 6, 6). Pedimos, pues, misericordia al Señor por él y por nosotros.

6.- Hoy estarás conmigo en el paraíso.

Y en el Evangelio hemos leído el encuentro de Cristo Jesús clavado en la cruz, a punto de morir, y el diálogo de los dos crucificados con él. La promesa de Cristo al llamado «buen ladrón» porque le robó el corazón a Cristo, porque le robó la eternidad y Jesús le promete: «hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23, 43).

Esas mismas palabras las dice Cristo a nuestro hermano Manuel que está en su presencia. «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23, 43). Esa es nuestra fe.

Eso es lo que estamos celebrando, la presencia por misericordia de Dios de nuestro hermano Manuel ante el Señor. La resurrección que empezó en el bautismo.

Y a este camino, a este encuentro con Cristo resucitado le acompaña la Virgen, bajo la advocación de María Auxiliadora, de la que fue gran devoto. Así mismo, con la intercesión de san Juan Bosco, que era su segundo nombre y su gran devoción desde la infancia.

Le pedimos, pues, a la Virgen y a san Juan Bosco que le acompañe a esa presencia, a esa aurora, a ese día sin ocaso del que hoy, en su día de nacimiento a la eternidad, en su dies natalis, empieza esta nueva Vida. Que así sea.

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