Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la fiesta de la Virgen del Carmen (Parroquia de San Joaquín y Santa Ana-Torre del Mar) celebrada el 26 de julio de 2012.
FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
(Parroquia de San Joaquín y Santa Ana – Torre del Mar, 26 julio 2012)
Lecturas: Jr 2, 1-3.7-8.12-13; Sal 35; Mt 13, 10-17.
1.- Un fraternal saludo al párroco, al arcipreste y demás sacerdotes concelebrantes; al Hermano mayor y miembros de la Hermandad de la Virgen del Carmen, a las autoridades, a los fieles y devotos de la Virgen, que venís a celebrar esta hermosa fiesta y que tenéis en vuestro corazón un afecto filial a la Virgen.
El párroco, en su saludo inicial, decía que hoy había toda clase de fieles, incluso los que vienen solo una vez al año; y pedía al Obispo que no les regañara. Naturalmente, el Obispo no viene a regañar a nadie, sino más bien animaros a que améis cada día más a la Virgen del Carmen. El que viene solo una vez al año, que venga muchas veces más; y el que viene semanalmente, que venga diariamente.
A la Madre hay que honrarla, quererla y escucharla, para saber qué nos dice. Ella nos invita obedecer a su Hijo, como dijo a los sirvientes en las bodas de Caná de Galilea: «Haced lo que él os diga» (Jn 2, 5).
2.- Hemos escuchado, en la primera lectura, un texto del profeta Jeremías, que recibe la Palabra de Dios para profetizar contra su pueblo, mediante la imagen poética del amor juvenil: «Ve y grita a los oídos de Jerusalén: Así dice el Señor: De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada» (Jr 2, 2).
El profeta compara el amor de Dios hacia su pueblo como el amor primero de juventud. El enamorado, bien lo sabéis, sigue con intuición y gozo los pasos de su amada, sea que ande sobre la arena por el desierto o por la playa, aunque parece que pierda sus huellas; sea que camine por tierra firme, donde tampoco hay constancia de su paso. Pero su corazón le dice que su amada ha pasado por aquellos parajes; su corazón siente la presencia cercana de su amor.
El profeta Oseas, usando una imagen similar, compara a Dios como el amante que se lleva a su amada al desierto: «La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso, cuando se adornaba con su anillo y su collar y se iba detrás de sus amantes, olvidándose de mí, -oráculo del Señor-. Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón» (Os 2, 15-16). Dios quiere que renovemos el amor de juventud, el primer amor; el amor que encandiló el corazón del amante; el que hace chispear la mirada del que ama; el que llena de ilusión, de anhelo y de alegría a quien se siente amado.
3.- Torre del Mar honra hoy a la Virgen del Carmen, como la doncella enamorada de Dios y llena de gracia. El Señor la colmó con su bendición y la enamoró; y Ella se dejó seducir por ese Amor y por la Belleza suprema, entregando todo su corazón al Señor. Es una imagen poética muy bella, para expresar el amor de Dios a la Virgen María y a cada uno de nosotros.
El pueblo infiel se va detrás de otros amantes, adorando a dioses falsos. Dios no quiere esa traición, porque es un Dios celoso (cf. Dt 29, 19; 1 Re 14, 22; 2 Co 11, 2). También nosotros, cristianos de hoy, hemos quemado incienso a los falsos dioses y nos hemos adornado con collares de otros amantes, olvidándonos de Dios, que nos ha dado la vida y cuida de nosotros.
Todos somos tentados para ir tras los dioses falsos, que nuestra sociedad nos ofrece y nos dice que son los que proporcionan nuestra felicidad. Pero, aunque nos alejemos de Dios, él sigue atento nuestros pasos, como el amante detrás de su amada; aunque tomemos caminos apartados y desconocidos, él camina junto a nosotros; aunque no se vean nuestras huellas, él las percibe con nitidez a causa de su amor por nosotros.
Pidamos a la Virgen del Carmen que nos ayude a ser fieles al amor de Dios, recordando el amor primero, el amor de juventud. Dios ha entregado a su Hijo único por nuestra salvación, como dice el evangelista Juan: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16).
4.- Otra imagen que el profeta Jeremías usa para lamentarse del pueblo de Israel es la del manantial de agua viva. Los israelitas tenían experiencia, a través de su camino por el desierto, de la providencia de Dios, que les proporcionaba alimento y agua abundante.
El Señor les procuraba todo lo necesario para vivir; sobre todo el agua en un ambiente desértico y hostil. El pueblo caminó durante cuarenta años por el desierto, antes de entrar en la tierra prometida. El amor que Dios les tenía le impulsaba a mimarlos con cariño, para que no les faltara lo necesario.
Pero el pueblo, como dice Jeremías, no supo corresponder a ese amor: «Os traje a la tierra del vergel, para comer su fruto y su bien. Llegasteis y ensuciasteis mi tierra, y pusisteis mi heredad asquerosa» (Jr 2, 7). Así le paga el pueblo los cuidados que Dios tiene con él. El pueblo abandonó a Dios, fuente de agua viva (cf. Jr 2, 13) y protestó en el desierto contra su Señor (cf. Ex 17, 6), que los había sacado de Egipto con brazo fuerte (cf. Dt 4, 34).
5.- El pueblo, buscando otras fuentes, que no saciaban su sed, se hace cisternas agrietadas, que no pueden contener el agua (cf. Jr 2, 13). ¿Cuáles son las cisternas y aljibes, que nos construimos hoy y que no pueden contener el agua viva, que Dios nos ofrece?
Algunos de los que se profesan cristianos viven actualmente según modelos de gente pagana, no-cristiana. Un dato sociológico expresa lo que decimos: Según una encuesta muy reciente, el 47% de los españoles aceptan que la técnica y la ciencia deben estar por encima de la ética y de la religión. Podéis sacar consecuencias de este dato. En España se declaran católicos un alto porcentaje; pero parece ser que prefieren el uso de la técnica por encima de la moral.
Sin embargo, no todo lo que puede hacerse materialmente con la técnica o la ciencia es moral. Podemos poner ejemplos actuales: Técnicamente se podría matar con gas, o con armas químicas, a millares de personas cada día, pero eso no es moral; ya sabemos que esa es una amenaza que hace pocos días un país ha lanzado en los medios de comunicación. En el campo de la reproducción humana también existen hoy técnicas, que pueden hacer muchas cosas, pero no son morales; p.e., algunos desean a toda costa tener un hijo; pero hay formas que no son éticas, o que van en contra de la moral cristiana. Un ser humano, como es un hijo, es de tan alto valor, que debe ser concebido como expresión del amor entre los esposos, varón y mujer. Aunque la ciencia pueda clonar personas y hacer todo aquello que al hombre se le antoje, no se puede aceptar lo que va contra la naturaleza y contra Dios.
Un cristiano no puede sostener que todo lo que se puede hacer técnicamente sea moralmente legítimo. Que no se diga de los cristianos que hemos hecho el doble mal, que el profeta Jeremías decía del pueblo de Israel: «Doble mal ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que no retienen el agua» (Jr 2, 13).
¿Cuáles son nuestras cisternas agrietadas? ¡Que las analice cada uno en su conciencia! Si darnos cuenta, por influencia de los medios de comunicación, por ósmosis y por imitación, bebemos de las mismas cisternas agrietadas que la gente pagana. La Virgen del Carmen ha sabido ir al manantial de la vida, es decir, a su Hijo Jesucristo.
6.- Son muchas, variadas y sugerentes las advocaciones con que el pueblo cristiano invoca a la Virgen María, expresando lo cercana que la siente en sus necesidades. Los fieles devotos y los marineros invocáis a la Virgen del Carmen como protectora, como madre, como puerto seguro, como ancla de salvación, como ayuda en las duras faenas, tanto las del mar como las de la tierra.
Todo el pueblo fiel la aclama como protectora e intercesora. Hoy todo cristiano de Torre del Mar viene a honrarla con afecto. ¡Enhorabuena! ¡Venid a honrar a la Madre! ¡Venid a darle gracias! ¡Venid a decirle que la queréis! ¡Expresadle vuestro amor! ¡Vivid cerca de Ella y que esté siempre en vuestro corazón, apartando él otros dioses! ¡Que el manantial de agua viva, que es Jesucristo, no sea suplantado por aguas sucias, que dañan nuestra salud espiritual!
7.- La Virgen del Carmen nos invita a pensar en el agua y en el mar, para agradecer a Dios el don de la fe y del bautismo. El mar Rojo y el agua del río Jordán son símbolos del bautismo: el paso de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la no-fe a la iluminación. La Virgen del mar nos recuerda que Dios nos ha hecho hijos adoptivos suyos; él nos ha regalado a la Virgen como madre nuestra.
La Virgen nos recuerda el bautismo y sus compromisos. No es suficiente recibir el agua bautismal; eso conlleva unas tareas, una misión, un testimonio. Con el bautismo se nos han regalado las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, que deben llenar nuestra vida.
Jesucristo es el agua viva, como le dijo un día a la samaritana, cuando le pidió de beber: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice “dame de beber”, le habrías pedido tú a él, y él te habría dado agua viva» (Jn 4, 10).
Si Jesús es el agua viva, la Virgen del Carmen es como el brocal de ese pozo de agua viva. Ella nos acerca al manantial y nos ayuda a sacar el agua que salta hasta la vida eterna. Según las palabras de Jesús: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed» (Jn 4, 13); se refiere al agua del pozo material. Todos los que bebemos agua natural, volvemos a tener sed; pensad cuánta sed podemos tener si bebemos aguas sucias.
Jesús continúa diciendo: «Pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua, que brota para vida eterna» (Jn 4, 13-14).
Queridos hijos de Torre del Mar y queridos devotos, le pedimos hoy a la Virgen del Carmen que nos ayude a descubrir el manantial de agua viva, que lleva hasta la vida eterna; que nos aparte de las cisternas agrietadas, que dejan escapar la verdadera agua; que nos aleje de los aljibes, que sólo contienen aguas infectadas, que envenenan nuestro corazón. Beber aguas corrompidas nos mata lentamente, sin darnos cuenta.
8.- Sin embargo, beber aguas puras y cristalinas nos permite conservar el corazón limpio y reflejar en nuestra vida la belleza de la creación, el ancho mar, las estrellas del cielo, la belleza de la naturaleza. Digamos con el salmista: «Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría y amor» (Sal 103, 24).
Dios es la fuente de toda vida; la Virgen María nos enseña y nos lleva a la fuente, al creador. Cantemos con el salmista: En ti, Señor, está la fuente viva (cf. Sal 35).
Pedimos a la Virgen del Carmen, en esta su fiesta, por todos los fieles, para que aumente nuestro amor hacia Ella; para que todos dediquemos más tiempo, energía e ilusión a nuestra devoción mariana; para que todos seamos cada día mejores hijos de la Virgen María; para que todos sepamos amar como se ama el amor primero de juventud. Le pedimos también a la Virgen del Carmen que nos ayude a buscar el manantial de la vida, que es Jesucristo. Amén.