De norte a sur y de este a oeste de nuestra diócesis, se multiplican en estos días los cultos en honor de la Virgen del Carmen. La devoción a la patrona de las gentes del mar es una de las más antiguas y extendidas del mundo.
En las vísperas de su festividad, ahondamos en el origen de la advocación mariana quizá más extendida del mundo de la mano del prior de los Carmelitas, el padre Eugenio Mas. «Reina del cielo y de la tierra, pero más Madre que Reina». Esta frase pertenece a una de las carmelitas más universales, la también doctora de la Iglesia Santa Teresa del Niño Jesús. Y es que hablar de la Virgen del Carmen es hablar de la familia carmelitana. De hecho, el nombre original de esta advocación es «Santa María del Monte Carmelo», y el de la orden: «Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo».
Para el prior de la comunidad de carmelitas descalzas de la Iglesia de Stella Maris, en el centro de la capital, el padre Eugenio Mas, «el Carmelo es todo mariano. Eso es un lema desde los orígenes. Primero por tradición, luego por convencimiento, y después porque hemos contemplado la protección de la Virgen con el don del santo escapulario. La Virgen es contemplada como el modelo perfecto de oración y apostolado. Es la orante perfecta, porque así la presenta el Evangelio en todos los momentos en que aparece. Y, sin hacer un apostolado específico, hizo la obra de apostolado más grande del mundo, traer al Redentor».
La devoción por el escapulario de la Virgen del Carmen corrió como un reguero de pólvora por todo el mundo, y desde ahí viene que la devoción sea tan popular. «Hoy estamos en los cinco continentes, señala el padre Mas, pero el escapulario no es un amuleto, como el que se coloca una pata de conejo. No, no, no. La Virgen dice que no padecerá las penas del infierno «el que lo vista y muera con él piadosamente» es decir, tratando de imitarla a ella. Y su mensaje es la sencillez evangélica. Ella, la madre de Dios, es sin embargo la más sencilla de todas, una humilde trabajadora. Por eso nosotros la consideramos Reina y Madre pero más Madre que Reina, siempre. También la alegría, alegría de llevar a todas partes a Jesucristo, como se lo llevó a su prima Isabel. Es la alegría del Evangelio a la que nos invita el papa Francisco».
Patrona de las gentes del mar
La Virgen del Carmen es también patrona de las gentes del mar. «Este patronazgo tiene su origen en la visión de Elías de esa nubecilla que sale del mar y que trae la salvación –señala el prior–. En esa nube ellos ven a la Virgen. Desde entonces, a lo largo de los siglos, es raro el pueblo marinero que no la tiene por patrona. Ella es la estrella que guía a los marineros, la Stella Maris. En toda la costa del sol, en toda Málaga, en España y el mundo entero».