Estudiantes daneses «aprenden» en un colegio de La Palmilla

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El Colegio de las Misioneras Cruzadas, en la Palma-Palmilla, recibe durante tres días la visita de alumnos de la Universidad de Málaga y de la Universidad de Copenhague. El objetivo es conocer el proyecto educativo de inclusión social e interculturalidad de este centro, como cuenta su director, José Miguel Santos.

¿Cómo está yendo este año la experiencia?
Hemos tenido un encuentro junto a los profesores daneses y los alumnos tanto españoles como daneses, y la verdad es que se van con una experiencia muy positiva, sorprendidos por el trabajo que hace toda la comunidad educativa.

¿Hay alguna novedad respecto a otros años?
Tenemos nuevas actividades que venimos haciendo en el Centro para fomentar la comprensión lectora, trabajos de atención plena o Mindfulness, herramientas que hemos ido incorporando desde la última visita que nos hicieron hace dos cursos.

Nos proponen que podamos ser el Centro que acoja a prácticos de la Universidad de Dinamarca, una experiencia también bonita que podamos acoger a futuros profesores daneses que quieran ver cómo trabajamos la inclusión.

¿Qué logros habéis alcanzado para que algunos alumnos de la Universidad de Copenhague sigan volviendo al colegio de las Misioneras Cruzadas para aprender?
Una cosa que les sorprende es que al conocer la realidad en el contexto en el que se está, con poco, sigamos apostando y aunque haya esas dificultades del entorno, de la familia, económicas, sociales del barrio, haya una apuesta fuerte, sobre todo de valor humano y de entrega de profesores y de muchas personas que colaboran con el colegio de forma voluntaria.

Les sorprende que sigamos haciendo una apuesta, y decimos que la clave de que esto sea así es que a la misión del Colegio de las Misioneras en el barrio desde hace más de 40 años, se une también la misión personal de todos los que formamos parte de la comunidad educativa, de personas que vienen a colaborar voluntariamente, o de empresas. Ellos agradecen y se sorprenden de que haya ese espíritu de trabajo y de colaboración en un contexto como el que estamos.

Hemos visto el programa de actividades que están realizando estos días los alumnos, ¿nos puede explicar brevemente en qué consisten estos proyectos?
Hacemos muchas cosas, a veces no somos conscientes hasta que tenemos este tipo de actividades que nos hacen caer en la cuenta de todo el trabajo que hacen muchas personas que son, no solo los profesores o los maestros, sino toda la comunidad educativa, familias, empresas que nos apoyan, personas voluntarias.

Han podido conocer el método de comprensión lectora que se ha incorporado este año que es Progrentis; el método de innovación en idiomas que es Amco; cómo en algunas clases están trabajando el Mindfulness, que es una técnica de atención plena y de concentración de los alumnos; el trabajo lúdico con el Ipad en el aprendizaje de las matemáticas; están conociendo personas que están formando parte voluntaria del trabajo, como directores de empresas de marketing.

Son muchas cosas aparte del trabajo diario que hacen todos los docentes, el personal de servicio, y los educadores del proyecto «bajar a la calle» para acompañar en el día a día a familias y alumnos. Es difícil poder concentrar todo lo que van viendo. Se les explica, entran en las aulas para ver cómo trabajan directamente los profesores, interactúan con los alumnos, y van conociendo el día a día y, a veces, también las dificultades con las que nos encontramos.

¿Qué les aportan a los alumnos de la Universidad de Copenhague estos proyectos?
Se sorprendían de que sigamos creyendo y apostando por estar ahí, porque las dificultades son muchas, en un contexto donde un colegio, que económicamente es deficitario, ahí no se genera ningún tipo de beneficio económico, sino el único es en clave cristiana: el servicio y el trabajo por el Reino.

Una vez que los alumnos de la Universidad de Copenhague regresan a su país, ¿seguís en contacto con ellos para comprobar que las iniciativas que han aprendido aquí les han sido útiles?
Sí, con ellos hablábamos de que es muy importante que nos hagan un feedback, qué han visto, qué les ha llamado la atención, tanto cosas positivas como cosas que puedan creer que debemos mejorar. Nos facilitan también ayuda a nosotros, lo que nos han propuesto este año es que seamos receptores de alumnos de la Universidad de Dinamarca, con lo cual es también una conexión más fuerte con ellos.

¿Cómo se enriquecen los alumnos del colegio con esta convivencia?
Para ellos siempre es una riqueza que haya gente que se quiera acercar al colegio: ya es el segundo año que vienen de Dinamarca; los que estuvieron de México; de la Universidad de Málaga, que vinieron 60 el año pasado. Para ellos también es un aliciente que hay gente que quiere conocerlos, que se preocupan por ellos y que también quiere valorar el trabajo que nuestros alumnos hacen día a día en el aula.

Es muy importante que vean que hay gente que tiene unas expectativas en la Universidad por estudiar, eso les hace ver qué es eso de la Universidad y cómo se llega. Levantamos sus expectativas a una realidad que es la Universidad que a veces es tan lejana. Sirve para ponerlos en valor a ellos y hacerlos importantes.

Carmen Haro

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