«En el primer mes, han acudido más de 60 personas»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Vicente Jiménez es el director del centro de acogida nocturna “Calor y café”, que abrió sus puertas el pasado 1 de enero. Trabajador Social de Cáritas Diocesana desde 1994, Vicente, casado y padre de tres hijos, emprende con gran ilusión este proyecto, tras un largo periodo como responsable de los apartamentos tutelados “Tomás de Cózar”. Al cumplirse el primer mes de vida del centro, éste es su balance.

¿Qué acogida ha tenido “Calor y café” por parte de las personas sin hogar?

La acogida ha sido bastante buena. A través de sus gestos, miradas y palabras nos están mostrando que están muy agradecidos y yo creo que ese es el mayor logro. Este es el signo de la misericordia. Estamos consiguiendo que nuestro centro, nuestra posada, sea una respuesta a las personas que lo necesiten, por lo tanto, pienso que estamos acertando y respondiendo a la realidad. No podemos olvidar que es un centro que partía de ella. Las personas que están en la calle no lo viven como una opción, sino por circunstancias de su vida. Con nuestro servicio y disponibilidad, con la ayuda de otros y con su propia ayuda, tenemos que hacer que las personas no vivan en la calle. Pero tampoco podemos olvidar que es un proceso lento, en el que es necesaria mucha paciencia, espera y dedicación de tiempo para que las personas se motiven hacia un cambio a mejor.

Aunque el centro lleva abierto solo un mes, ¿habéis podido iniciar ya procesos de intervención con alguna de estas personas?

Por supuesto. “Calor y café” es un centro de primera acogida, no es un centro de permanencia, pero los procesos de intervención comienzan desde que acogemos, escuchamos, dialogamos e iniciamos una relación personal con ellos. Desde los compromisos, el diálogo, la paciencia, vamos caminando juntos para que la situación cambie. Y, sobre todo, lo más importante es acoger, escuchar y derivar a otros lugares donde continúen su proceso. En el primer mes desde que abrió sus puertas, han pasado por “Calor y café” 64 personas, de las cuales 45 han acudido por iniciativa propia, y otras 19 derivadas de otros centros: 10 de Puerta Única, 7 de San Juan de Dios, 1 de Pozo Dulce y 1 desde un centro de salud de la capital. De todos los que han llegado, 20 ya no están con nosotros: unos porque se le ha ofrecido un recurso más especializado donde trabajar y tratar sus problemas; y otros porque han mejorado su situación, han encontrado un alquiler, una habitación, han retomado sus relaciones familiares… No son cifras, son personas, cada una con su historia.

¿Cuál es el perfil de las personas atendidas?

El 76% son de nacionalidad española, el 84% son hombres y la edad media es de 47 años.

¿Contáis con voluntarios suficientes?

La verdad es que contamos con un grupo estupendo de voluntarios. Yo diría que son personas comprometidas que están disponibles. Al comenzar la campaña en febrero de 2016, formamos un grupo de personas que querían implicarse en el centro, a las que se les ofreció formación. Tenemos más de 25 personas en turnos de mañana y de noche, que cubren los 365 días del año. Son un grupo maravilloso. Algunos me han comentado que para ellos ha sido todo un descubrimiento acercarse a esta realidad, y que le está sirviendo a nivel personal para su propio crecimiento. Entre el grupo de voluntarios tenemos a dos sacerdotes y unas religiosas de las Esclavas, cada uno de ellos acompaña a un grupo de jóvenes dispuesto a ser parte de “Calor y café”. A este grupo se une la gran labor que están haciendo los cinco trabajadores.

«Calor y café» ha podido crearse gracias a la generosidad de muchas personas, pero ¿y de aquí en adelante?

Es un reto que tenemos como Iglesia, como institución y como parte de la sociedad. Hay que seguir colaborando. El centro está dando resultados, estamos trabajando con las personas, acogiéndolas. Está lleno desde el primer día. Es un espacio para seguir colaborando con nuestro tiempo, nuestro compromiso personal, y nuestras aportaciones económicas y en especie, pues mantener abierto el centro 365 días al año necesita un mantenimiento. Animo a que, de alguna manera, nos vinculemos con el centro y nos identifiquemos con él. Es un recién nacido, pero tiene que crecer.

¿Cómo es la colaboración con otras entidades?

Hasta el momento, está siendo también estupenda. Cáritas, como institución, pertenece a la Agrupación de Desarrollo, que engloba a las instituciones que trabajan en Málaga con las personas sin hogar. Estamos en contacto permanente y diario con Puerta Única, a través de una compañera trabajadora social; en continua comunicación; siempre en favor de ayudar, entre todos, a que la persona deje la calle.

Encarni Llamas Fortes

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