El seminarista Álvaro López Cardosa está viviendo este verano en invierno. Me explico, desde mediados de julio a mediados de agosto se encuentra una experiencia misionera en Paraguay, donde ha viajado, junto al sacerdote José Ruiz Córdoba, para visitar las comunidades Mies.
Álvaro lo tiene claro: «El verano en Málaga es alegría, empezando por el clima, aunque a veces “muramos” de calor, y esa alegría también nos tiene que impregnar el corazón. Mi recomendación para un verano cristiano es, a quienes tengan vacaciones, que no sean unas vacaciones de Dios, sino que sea un tiempo para disfrutar de esas cosas pequeñas que nos regala día a día y para profundizar en este gran misterio que es la fe; que sepamos alimentarnos, también en verano, de todo lo que nos ofrece la Iglesia. A quienes no tengan la oportunidad de descansar, o incluso que se les multiplique el trabajo en verano, pues que también sepan buscar a Cristo en su día a día».