Diego Valencia, casado y padre de familia, ha sido asesinado. Encontró la muerte justo después de participar en la Eucaristía. Fue asesinado por defender su iglesia, por ser cristiano. Es mártir de la fe, testigo del Evangelio. Cuánto bien y cuánta vida entregada en nuestros sacristanes y sacristanas.
Frecuentemente, son las primeras y últimas personas que llegan al templo. Siempre he pensado que se merecen un monumento, una calle o plaza. Están siempre que se les necesita. Lo ocurrido en la parroquia de Nuestra Señora de la Palma podría y puede ocurrir en cualquiera de nuestras iglesias. Ya ha ocurrido en otros lugares de Europa. El ataque de Algeciras, con un asesinado y varios heridos, es un ataque al cristianismo y a una sociedad que pretende vivir en paz. Valoremos cuánto bien, de manera anónima, hacen millares de sacristanes y sacristanas al servicio de la comunidad cristiana y la sociedad.