«El Papa es un evangelizador nato»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El obispo auxiliar de Barcelona Mons. Sergi Gordo visita Málaga, del 14 al 16 de marzo, para pronunciar las Conferencias Cuaresmales organizadas por la Catedral, en las que trata de dar las claves para responder a las distintas propuestas que el papa Francisco viene realizando a toda la Iglesia

Mons. Sergi Gordo, obispo auxiliar de Barcelona, durante las charlas cuaresmales en la Catedral de Málaga

Mons. Sergi Gordo, obispo auxiliar de Barcelona, durante las charlas cuaresmales en la Catedral de Málaga

Entrevista en audio con Mons. Sergi Gordo:

Todo el mundo quiere venir a visitar Málaga. ¿También los obispos?

La verdad es que vengo con mucha ilusión, porque encima yo tengo sangre andaluza. Nací en Barcelona, pero toda mi familia es de un pueblecito de la vecina provincia de Granada, colindante con Málaga.

La Cuaresma es un tiempo de penitencia, de ayuno, pero sus charlas hablan de la alegría ¿Cómo es eso?

Será porque me nombró el papa Francisco y su documento programático es Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), que dice que el Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Claro, puede parecer paradójico que hablemos de alegría en Cuaresma, pero es que la Cuaresma es la que nos lleva a la Pascua. Esta invitación a la alegría puede parecer de mal gusto, porque es verdad que estamos viendo este Mediterráneo nuestro convertido en un cementerio, la guerra en Ucrania, los refugiados, la desigualdad entre unos pocos ricos y una mayoría de pobres, pero hay un anhelo de alegría que no es lícito ahogarlo. La Cuaresma nos tiene que ayudar a preparar esa alegría de la Pascua, una alegría que no es la de cuando todo te va bien.

El Papa usa mucho aquella frase de san Francisco de Asís que decía que hay que evangelizar siempre y, si es preciso, incluso con palabras. ¿Qué nos enseña Francisco esta Cuaresma, no con sus palabras, sino con su forma de vivir?

El Papa es un evangelizador nato y está dedicando la catequesis de los miércoles precisamente a lo que él llama el celo apostólico, que tanto nos falta. Fíjese en este joven de 86 años que no para, que sale siempre a las periferias y se deja llevar por el Señor. Él está verdaderamente cautivado por Jesucristo, huye de la mundanidad espiritual, huye del clericalismo, y nos invita a caminar hacia esta Iglesia que él sueña, una Iglesia sinodal cuya esencia es ser comunión para la misión. Pero el Papa es muy incisivo, y dice: “sí, sí, comunión y misión lo tenemos claro, pero esa comunión y misión pasa por la participación real de todos los bautizados cada uno en su estado, pero sabiendo que lo que nos une es el bautismo”.

En unos días celebraremos la fiesta de san José, el día del Seminario. ¿Qué supone para usted como sacerdote y como obispo, la figura del padre de Jesús?

San José es el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta, oculta. Nos viene bien para nuestra misión no intentar ser del star system y huir de todo lo que es parafernalia. Él es intercesor, el custodio del Redentor, apoyo, guía en tiempos de dificultad. Pienso en tantos padres y madres de familia, en médicos, enfermeros, encargados de reponer productos en los supermercados, cuidadores, transportistas… Son los “santos de la puerta de al lado” que dice el Papa. A veces, los santos nos pensamos que son tan héroes, tan héroes que parecen inalcanzables. Yo me veo como una hormiguita ante el Himalaya y no es así. San José me recuerda que tengo que estar junto a la voz del Señor, incluso durmiendo, porque los sueños del Señor a veces se hacen realidad con su gracia.

Es usted miembro del Patronato de la Fundación para la construcción de la Basílica de la Sagrada Familia. ¿Que nos diría a los malagueños para animarnos a colaborar con la campaña en favor de las obras de la Catedral?

Doy todo mi apoyo a esta iniciativa con vuestro obispo al frente, mi buen hermano Jesús Catalá, que desde el primer día que le anuncié que me habían invitado a dar las conferencias en la Catedral me dijo que no se me ocurriera decir que no. ¿Cómo contribuir? No soy nadie para decir lo que pueda hacerse, pero evidentemente que cada uno aporte su granito de arena con generosidad, también rezando, e incluso animando a los que quizá no se sienten miembros de la Iglesia, pero valoran toda su obra apostólica y caritativa. Ayudando a las obras te sientes más participe, que estás en tu casa y que es por el bien de todos. En ese sentido, ánimo, coraje.

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