Recomienda la ayuda de un acompañante espiritual. El Obispo de Málaga, D. Antonio Dorado Soto, reconoce que la vida espiritual “hay muchos momentos de cansancio, de perplejidad, de oscuridad y desaliento. A veces, afirma el prelado, nos encontramos perdidos, no sabemos bien qué camino tomar o nos parece haber seguido la senda equivocada.
Además, la tentación y el pecado nos desaniman y turban, ya que a medida que nos acercamos a Dios resultan más patentes nuestra debilidad y nuestras miserias.” Por este motivo considera necesaria la figura del acompañante en la fe, “basta con que sea una persona muy experimentada que con sus preguntas, observaciones y consejos nos ayude a descubrir la voluntad de Dios y a tomar la decisión adecuada en cada caso.”