174 kms.
Rafael J. Caro, “Carito”, párroco Arriate y la Cimada-Los Prados, ha terminado 14 maratones, 9 de ultradistancia, y 18 triatlones del tipo Ironman. En su última carrera, “El Privilegio”, de 174 kms., ha quedado séptimo en la general
¿Qué es lo que más te gusta de correr?
Empecé con 17 años y no he parado. Forma parte de mi estilo de vida. Me gusta la disciplina que crea en ti, el esfuerzo, la superación, el estar mucho tiempo solo y contigo mismo. Aunque también creo firmemente en el deporte como un gran elemento sociabilizador. Siempre lo ha sido para mí.
El último reto consistía en una carrera de ultradistancia en Castilla La Mancha. ¿Qué has conseguido?
No voy a ganar, porque compiten auténticos profesionales, y yo no lo soy. Pero correr durante 24 horas, sin balizas, guiado solo por gps, y en autosuficiencia, con solo 5 avituallamientos, me ha servido mucho. Sabía que iba a pasar mucho tiempo solo. Y lo que más me ha gustado es el silencio, el no oír nada, o el oírme a mí y, por supuesto, a Dios. Tener un momento largo para hablarle a Dios de mis comunidades, de mi gente, de mi familia, del mundo, y para hablar con Dios y hablarle también a Dios de los demás.
¿Cómo se lleva eso con la tarea pastoral?
Si te organizas, hay tiempo para todo. Yo suelo madrugar muchísimo para poder entrenar y hacer deporte. También cojo las horas del mediodía y cuando tengo tiempo libre, aunque por coincidir con la gente, entreno en cualquier momento, pero jamás antepongo el deporte a mis tareas pastorales.
¿Qué te dicen tus feligreses?
Al principio la gente se extraña de ver a un cura haciendo deporte. Pero luego creo que no entenderían a Carito alejado de este hábito, porque descubren que llego mucho a la gente a través de este medio, que al final es una forma de acercarte y de convivir con la gente y con los jóvenes. El deporte es mágico para hablar de Dios. Cuando pasas mucho tiempo encima de la bici o corriendo junto a una persona, salen todo tipo de conversaciones y, muchísimas veces, se da la ocasión de poder hablar de Dios. También he celebrado alguna Eucaristía en el monte, antes de una carrera, o incluso he mantenido charlas con personas que al final terminan en confesión.
Este sacerdote es un espíritu inquieto, y eso le ha llevado también a unir a sus pueblos -ahora es párroco de Arriate y la Cimada-Los Prados- en la misión para ser solidarios con quienes menos tienen. «Tengo la suerte de poder viajar con miembros de mi comunidad cada año a África, desde nuestra asociación Contagia Solidaridad, y llevar a cabo diferentes proyectos, tanto educativos como sanitarios, como la construcción de diferentes infraestructuras que luego mejoren la vida de las personas de allí. África me tiene enamorado». «Contagia solidaridad» ha realizado proyectos en R.D. del Congo, una sala de maternidad y una materno-infantil, y ahora está centrada en Guinea Ecuatorial para construir una escuela-taller y facilitar el acceso de agua en la localidad de Mebere.