El Cotolengo recibe la visita del Obispo de Málaga en el Día de la Virgen de la Esperanza

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

La Casa del Sagrado Corazón, el Cotolengo de Málaga, recibió el 18 de diciembre la visita del obispo de Málaga, D. José Antonio Satué. Acudió en el día en que se celebra, tradicionalmente, el encuentro de voluntarios, que en esta ocasión tuvo que reducirse a los trabajadores, acogidos, religiosas y voluntarios que hacían turno ese día, debido a la incidencia de la gripe.

Era la primera visita que el nuevo obispo de Málaga, D. José Antonio Satué, realizaba a esta casa, que ha sido templo jubilar durante este Año Santo de la Esperanza. La tarde comenzó con la acogida por parte de las tres religiosas que conforman la comunidad de la Casa del Sagrado Corazón, las franciscanas de Kerala Sor Lizy María, Sor Teresa y Sor Ana, que, acompañadas de Patricio Fuentes, el director, recibieron al obispo para enseñarle las distintas dependencias y presentarle a los acogidos.

 

Tras conocerse, compartieron una merienda servida por las religiosas y el personal de la casa, con el que homenajear a los voluntarios y compartir con todos los que conforman esta gran familia: chocolate caliente, café, dulces navideños y recetas del lugar de preocedencia de cada uno para un rto de ágape fraterno. Se unieron a la merienda, junto a D. José Antonio, los sacerdotes que ejercen la capellanía del centro, Antonio Vega del Riego SSCC y Francisco Cruz Rivero SSCC, así como el sacerdote Gabriel Leal, anterior vicario de la Acción Social y Caritativa de la Diócesis de Málaga y vicepresidente de la fundación Casa del Sagrado Corazón, y Federico Cortés, párroco del Santo Ángel, a cuya feligresía pertenece la Casa.

 

La Eucaristía fue muy emotiva, con voluntarios encargados de hacer las lecturas y cantos y villancicos animados por los trabajadores y entonados por todos los presentes. En su homilía, D. José Antonio Satué destacó su alegría por poder estar allí, «La Navidad es un momento muy importante del calendario cristiano y poderlo celebrar en un lugar como este es, por lo menos para mí, un privilegio». A los acogidos en la casa, Mons. Satué animó con estas palabras: «Es verdad que Dios no nos garantiza una vida fácil, qué os voy a contar a vosotros. Es verdad que en muchos momentos parece que Dios no está, pero sin embargo, cuando rezamos, cuando damos tiempo a Dios, vamos descubriendo que ciertamente esta verdad, Dios con nosotros, Dios es Amor, se ha cumplido en nuestra vida. A lo largo de la vida de cada uno de los que estamos aquí, ha habido muchas personas que han sido como unos ángeles que Dios ha enviado a nuestra existencia para que nos hicieran sentir Su amor, Su providencia, Su fuerza, Su vida. Y qué bueno será que en esta Navidad, que en estos días previos también, vayamos dando gracias a Dios por nombres concretos de personas que a lo largo de nuestra vida han sido signo de ese amor providente de Dios que a pesar de todas las dificultades, a pesar de todos los sufrimientos que ya sé que no han sido pocos, Él ha estado a nuestro lado».

D. José Antonio incluso animó a todos a dar gracias por ser signo, cada uno, de ese Dios con nosotros. «También hemos de reconocer con alegría y con gratitud que también nosotros hemos sido y podemos seguir siendo signos de ese amor de Dios para los demás. Y eso además lo podemos hacer todos. Es verdad que aquí, en esta casa, muchas religiosas con distintos nombres, con distintos hábitos, han sido signos del amor de Dios, de la cercanía de Dios para muchas personas que han sido acogidas en esta casa. Pero también es cierto, y tenemos que dar gracias por ello, que muchos de los que habéis venido aquí buscando un cobijo, una casa, un hogar,  también habéis sido, también sois, signos  del amor de Dios, de esa cercanía de Dios para las religiosas, para los voluntarios, para todas las personas que se acercan aquí. Porque es verdad que una persona que ama es signo del amor de Dios, es signo de la cercanía de Dios y todos vosotros lo sois», afirmó.

En esta celebración se tuvo muy presente a Carmen, una de las residentes, que partió a la Casa del Padre en la víspera. 
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