El 22 de marzo se celebró, de forma extraordinaria en la capital, el círculo del silencio que hubo de ser pospuesto debido a su coincidencia con el 8 de marzo. En él tuvieron una gran presencia las mujeres.
La convocatoria, lanzada por la Delegación Diocesana de Migraciones, fue el miércoles 22 de marzo, a las 20.00 horas en la plaza de la Aduana. Como explican los organizadores, «contamos con ejemplos de mujeres emprendedoras en proyectos de cooperación y con el testimonio de una mujer migrante, madre y trabajadora».
En el manifiesto, la Delegación de Migraciones afirmó: «“Seguir conmemorando” implica traer a este momento, no solo las grandes mujeres de la historia que han luchado por el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos, sino traer también todas y cada una de las mujeres corrientes que día a día siguen luchando contra los estereotipos y roles de género, para que se reconozca y se valore su papel y gran aportación a la sociedad. Mujeres que siguen superando barreras en el trabajo, en el hogar, en la cultura, en sus relaciones interpersonales, en la educación, en los puestos de responsabilidad, en las tareas precarias… Mujeres que luchan en contextos de violencia, por el reconocimiento de su dignidad y su valor, incluso frente a sí mismas. Aún nos queda un largo camino para alcanzar la equidad, pero en determinados lugares del mundo, la realidad todavía es más preocupante. Especialmente, tenemos presente aquellas mujeres obligadas a migrar a causa de las fuertes cargas familiares, y las que emigran huyendo de la violencia sufrida por el hecho de ser mujer. Ante el aumento de la feminización de los flujos migratorios, las Administraciones deben esforzarse en incluir acciones específicas para la protección y atención integral de las mujeres, que presentan peculiaridades y necesidades distintas, tanto de los hombres inmigrantes, como de la población femenina nacional. También representa un gran reto para nosotros, para toda la sociedad. De nuestras acciones depende que las diferencias no se conviertan en desigualdad, sino en camino de crecimiento, en complementariedad, porque solo caminando juntos podremos crecer en igualdad y en dignidad. Por eso, hoy, queremos tener presente a aquellas mujeres que ayudan a otras mujeres, que acompañan, que llevan a cabo programas de empoderamiento, a través de la formación, promoción y autonomía. Nosotros hemos traído algunos ejemplos de proyectos de cooperación en diferentes países del mundo y de diferentes organizaciones que tratan de acoger, proteger, promover e integrar a las mujeres. Pero son solo ejemplos, todos tenemos en nuestra mente algunas mujeres que son ejemplo de superación, cuyos nombres o cualidades os invitamos a traer aquí, al centro de este Círculo. Podéis dejar su foto o su nombre, si lo traéis en papel, o escribirlo ahora en los carteles que hemos dejado en el suelo».
Se invitó a todos aquellos que quisieran unirse a este encuentro de reflexión y oración por las personas migrantes y sus derechos a portar, si lo deseaban, carteles y/o fotografías de aquellas mujeres que han sido referentes en su vida.
