Encarni Llamas, profesora de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del I Domingo de Cuaresma, 18 de febrero de 2024 (Mc 1, 12-15).
“A través del desierto, Dios nos guía a la libertad” es el título del mensaje que el papa Francisco nos regala para esta Cuaresma. ¡Ya estamos en el primer domingo!
Puede ser que no conozcamos el desierto físicamente y no hayamos sentido bajo nuestros pies sus arenas; pero seguro que hemos vivido experiencias de desierto en nuestra vida. No hay más que preguntar a algunas personas para comprobar que cada una entiende el desierto de una forma: ausencia de ruido, lugar tranquilo de encuentro con Dios, desapego de las cosas… pero también soledad, e incluso falta de aire y de ganas de vivir.
Nos dice el papa Francisco en su mensaje que: «del mismo modo que Israel en el desierto llevaba todavía a Egipto dentro de sí –en efecto, a menudo echaba de menos el pasado y murmuraba contra el cielo y contra Moisés–, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado». Y, ¿cómo abandonarlas? En estos 40 días se nos ofrecen la oración, la limosna y el ayuno, que no son tres prácticas independientes, sino que son «un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará», añade el Papa. No es tiempo de tristeza, pues ya se huele la fragancia de la libertad. ¡Feliz Cuaresma!