Antonio Guerrero (Targuist, Marruecos, 1948) recibió, en la parroquia de San Agustín, en Melilla, la Medalla Pro Ecclesia Malacitana de manos del Obispo de Málaga, Jesús Catalá, durante la visita que realizó a la Ciudad Autónoma.
«En 2015, el Sr. Obispo me instituyó acólito y lector y aquí sigo, muy contento y muy feliz, trabajando por esta Iglesia mía de Málaga a la que quiero»
¿Qué significó para usted recibir esta Medalla?
Tengo que decir que me pilló fuera de juego. Para mí, como cristiano es una obligación colaborar con la parroquia en todo lo que se pueda. Cuando D. Jesús Catalá me la impuso y me dio un abrazo fuerte, fue estupendo. No sé cómo describirlo porque estaba muy emocionado.
¿Cuál es su acción de gracias a Dios?
En primer lugar, por la historia de salvación que está haciendo conmigo y con mi familia. De hecho, esta Medalla no es solo mía (se emociona) el 50% de esta medalla es de mi mujer, María del Carmen, porque sin su colaboración no sería posible nuestra integración en la parroquia. Tenemos dos hijos: Antonio y María, y cinco nietos de nuestra hija. Ha sido una alegría enorme recibir esta Medalla, pero yo le dije a nuestro párroco, Rafael López Cordero, que esto era demasiado para mí. A Dios le doy las gracias por todo, también por los momentos difíciles, cuando me levanto y me acuesto y cuando voy por la calle, doy gracias a Dios con la Oración del Corazón: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”.
¿Desde cuándo es parte de esta comunidad parroquial?
En 1988 recibí las catequesis del Camino Neocatecumenal en esta parroquia y después pasamos a las parroquia San Francisco Javier. En 2009 me incorporé de nuevo a la parroquia de San Agustín, en la que se encontraban entonces los padres paúles. En 2014 vino Rafael López Cordero y fue con él cuando me integré aún más. En 2015, el Sr. Obispo me instituyó acólito y lector y aquí sigo, muy contento y muy feliz, trabajando por esta Iglesia mía de Málaga a la que quiero.
¿Cuál es su labor en la parroquia?
Yo nací en un pueblo de Marruecos, Targuist, donde mis padres tenían una panadería. Con 14 años nos trasladamos a Melilla y, desde entonces, aquí estoy, al servicio de la Iglesia. Tenemos un párroco estupendo que se está desviviendo por la parroquia. En 4 años que lleva con nosotros ha puesto la parroquia “patas arriba” y eso hay que agradecerlo. La Medalla se la tendrían que dar a él. Ahora mismo, mientras hablamos, estoy en el despacho, tengo el horario de 9.00 a 11.00, pero como buen antiguo, me vengo media hora antes. Por la tarde aquí estoy de nuevo para trabajar en el archivo, la economía, la liturgia… menos consagrar, hago todo lo que me pide mi párroco.
¿Alguna persona que le haya ayudado de forma especial en su camino de fe?
D. Ramón Buxarrais me ha ayudado mucho en mi andar por la Iglesia y en la fe. Me une a él una gran amistad, él fue quien me dijo que la mitad de esta medalla era de mi mujer. Es mi compadre, el padrino de confirmación de mi hijo y lo quiero mucho. Me ha ayudado a descubrir la liturgia y a entenderla.
Encarni Llamas Fortes