«Para amar y ser amado» es el lema del Teen Star, un método sobre la educación afectivo-sexual, desde el punto de vista cristiano. Un proyecto que surgió en Estados Unidos y que llegó a Málaga de manos de varios matrimonios con hijos en plena adolescencia. Participaron en los encuentros que tienen lugar en Córdoba y ahora se ofrecen en la diócesis para las parroquias, grupos y colegios que deseen ofrecer una educación afectivo-sexual completa.
La educación afectivo-sexual es mucho más que hablar de sexo y un grupo de cristianos malagueños se dedica a explicarlo utilizando un método llamado «Teen Star. Para amar y ser amado». Surgió en Estados Unidos, en los años 90 y se imparte actualmente en 40 países. La sede española se encuentra en Córdoba y allí se trasladaron varias familias de Málaga, en 2005, entre ellas, Rocío Fernández y Arturo Gross, que cuentan su experiencia.
–¿En qué consiste el Teen Star?
–Es un programa de educación afectivo-sexual cuya base es la antropología cristiana, en la que siempre se busca la educación integral de la persona. Va dirigido a todo adolescente o joven que tras entender la importancia y el valor de la fertilidad, descubre que la vocación del hombre consiste en la entrega sincera de uno mismo en el verdadero amor.
–¿Cuáles son los objetivos?
–Los objetivos del programa son que el joven mejore en el conocimiento de su identidad, profundice en quién es, mejore en su autoestima, integre su capacidad biológica de ser padre-madre a su persona, desarrolle el respeto por el don de la vida, descubra su dignidad y su vocación al amor. La pedagogía del programa se basa en el acompañamiento a lo largo del tiempo para que ellos se descubran y elijan comportarse como jóvenes libres y responsables.
–¿Cómo llegó a la Diócesis de Málaga?
–A Málaga llegó porque varios matrimonios de aquí nos enteramos de su existencia y nos fuimos en 2005 a Córdoba a formarnos, con el objetivo de poder atender mejor a nuestros hijos adolescentes. Desde el primer momento nos atrajo de tal manera el programa que ya no hemos dejado de trabajar en ello, difundiéndolo en la medida de nuestras posibilidades. Actualmente, en la Diócesis de Málaga se imparte este programa en tres grupos de jóvenes distintos: uno con adolescentes, en el colegio Madre Asunción y otros dos con jóvenes de confirmación en la parroquia de San Pedro de Málaga y en la parroquia de San Manuel en Fuengirola.
–Hablamos de educación afectivo-sexual y no sólo de educación sexual, ¿por qué?
–Porque lo que se intenta es que nuestros jóvenes aprendan a establecer relaciones sinceras y duraderas, a compartir pensamientos y sentimientos, a perdonar y a saber pedir perdón, a respetar y a valorar al otro, a entender el valor del cuerpo al servicio del don de uno mismo. En definitiva, se trata de que descubran el arte de amar y ser amados, no que busquen sólo placeres momentáneos y la única manera sincera es integrando afectividad y sexualidad para poder entregarse algún día a la persona elegida. Nuestra manera de entender la sexualidad es como un factor que incide en toda la persona, abarcando aspectos físicos, pero también emocionales, intelectuales, sociales y espirituales. Son las cinco puntas de la estrella del Logo Teen STAR.
–La familia, sobre todo los padres, ¿qué lugar ocupan dentro de este método?
–Este programa sólo tiene sentido como cooperación con los padres, primeros responsables en la educación de sus hijos, y con su consentimiento expreso. Este programa pretende ayudar a los padres que a menudo se ven abrumados en esta etapa de cambios. Hacer un equipo con los padres y si es posible, con los profesores, es la manera más eficaz de trabajar en el mismo sentido.
Temas del Teen Star
El significado de la sexualidad en el amor humano.
El significado de la relación sexual.
La intimidad.
Educación de la asertividad y la voluntad.
Desarrollo físico y emocional del adolescente.
Anatomía del sistema reproductor femenino y masculino.
El ciclo menstrual: análisis de los distintos ciclos menstruales y el reconocimiento de la fertilidad.
El inicio de la vida humana.
Talleres de orientación personal.
Métodos de planificación familiar: acción, efectividad, efectos secundarios y aspectos éticos.
Enfermedades de transmisión sexual.
A qué edad es bueno empezar a hablar de la sexualidad
Rocío Fernández Nebreda opina que «puesto que estamos hablando de la educación para el amor no es una exageración decir que esta hermosa tarea de los padres comienza desde que el niño nace. Los padres deben ir acompañando a sus hijos pequeños en sus descubrimientos: que vayan conociendo y admirando su cuerpo, que aprendan a respetarlo, a intuir su valor y significado, que aprecien el regalo de la vida recibido a través del cuerpo».
Llegamos así a una etapa anterior a la pubertad en la que «los padres tiene que estar atentos a las preguntas sobre el origen de la vida y sobre la sexualidad que les puedan realizar sus hijos para dar respuestas positivas, adecuadas a su madurez, concretas y siempre veraces», asegura Rocío, «y si el hijo o la hija no pregunta nada en esta etapa, tendremos que preguntarles nosotros con delicadeza, pero sin esperar mucho más, porque lo que no es aconsejable es que desperdiciemos una etapa tan importante de su vida sin haber tenido conversaciones positivas y con naturalidad sobre la sexualidad y la afectividad en el ámbito familiar. Para cuando llega la explosión de las hormonas tenemos que haber tenido muchas conversaciones sobre estos temas. Si un joven llega a la etapa puberal sin tener contestadas las dudas sobre su cuerpo y el significado de la sexualidad, no hay duda que otras fuentes de información «rellenarán» el vacío dejado por los padres. Eso sí, con resultados muy distintos que puede que no nos agraden».
Una ayuda para los padres
A los padres que se agobian con estos temas, Rocío les recomienda calma: «es natural que en un primer momento nos pueda dar algo de «reparo» y pudor entrar en la intimidad de otra persona, de nuestro hijo y a la vez descubrir nuestra intimidad, pero ¿quién puede hacerlo mejor que una persona que te quiere? A los padres les digo que nadie se cree lo suficientemente preparado pero nos equivocamos, sí que estamos lo suficientemente preparados para hablar con amor del amor. Todos los padres, por nuestra experiencia de la vida, sabemos más que nuestros hijos del amor. Aunque nuestras relaciones personales no sean perfectas y seamos conscientes de ello. No se trata de ser una enciclopedia de términos científicos ni saber de todo. Es sano buscar una duda concreta juntos, padre e hijo, madre e hija, u otras combinaciones. Lo importante es asumir que la tarea apasionante de educarles en el amor, en guiar su afectividad y sexualidad de una manera ordenada es una tarea indelegable de los padres. Ahora bien, los padres pueden y deben buscar apoyos, como por ejemplo puede ser este programa Teen Star, pero sin «quitarse de en medio». ¡Los principales educadores siempre serán los padres!».