José Antonio Fernández, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio de la Solemnidad de la Ascensión (Marcos 16, 15-20).
Las lecturas de este domingo nos recuerdan que, como Iglesia, tenemos que continuar el trabajo que Jesús comenzó, que encomendó a los apóstoles y que nos encomienda hoy a todos sus discípulos. Trabajar para que el Reino de Dios crezca ya que Jesús es el Señor, el Rey de todo y de todos, y permanece junto a nosotros vivo y resucitado.
Proclamar que Jesús vive supone dar a conocer la buena noticia de la salvación en nuestro
tiempo y nuestro mundo, por la palabra y por el testimonio. Jesús sigue actuando con nosotros
por medio de su Espíritu. Él nos conduce y nos muestra el camino. Nos acompaña de forma tan íntima que su fuerza nos empuja a ser sus testigos. Ya no podemos quedarnos mirando embobados hacia el cielo porque esa alegría, esa vida, nos interpela a enfrentarnos a las circunstancias que nos acontecen y comprometernos con su misión, a hacer presente a Jesús, a hacerlo visible hoy ante nuestros hermanos y en nuestro mundo.
Los cristianos debemos ser mensaje de esperanza por la forma en que vivimos el Evangelio, con la garantía de que no somos nosotros, sino es el propio Jesús, a través de
su Espíritu, quien ilumina nuestras palabras y acciones convirtiéndolas en señales y signos de su presencia. Una evangelización sin palabras, es una evangelización pobre; pero la palabra sin testimonio, no es una evangelización.