Francisco Lorenzo Gilsanz es el coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas Española y de la Fundación FOESSA que edita de forma periódica el informe más amplio sobre la pobreza que realiza una institución privada en España.
La Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) se constituyó en 1965, con el impulso de Cáritas Española por la necesidad de conocer, ante las iniciadas políticas de desarrollo, la situación social de España del modo más objetivo y continuado posible. Desde su origen, los informes sobre la situación y el cambio social de España han señalado la importancia de conocer la situación social de España a través del análisis de los procesos en que se manifiesta la evolución social, así como las estructuras y tendencias que se corresponden con esos procesos.
El coordinador de este informe, y del equipo de Estudios de Cáritas Española, Francisco Lorenzo, ha visitado la diócesis de Málaga para participar en una mesa redonda sobre refugiados e inmigración organizada por la Comisión Deontológica del Colegio Profesional de Trabajo Social de Málaga.
Para Lorenzo, nuestro modelo migratorio está muy vinculado con nuestro mercado laboral. No entendemos a los inmigrantes como personas, sino como mano de obra, y aquí se plantea un reto importante, «un reto de carácter ético ¿Qué tipo de sociedad queremos ser en términos morales? ¿Entendemos que las personas son personas o solo mano de obra? ¿Estamos dispuestos a que vengan para realizar determinados tipos de empleo, para pagar nuestras pensiones, etc.?».
Este modelo, como decimos, va unido al carácter precario de los empleos de la población inmigrante. Por eso ha sido la primera víctima de la crisis. «Al principio –sostiene este sociólogo– el número de inmigrantes atendidos en nuestras Cáritas se incrementó hasta el 70 por ciento. Pasados 4 ó 5 años de crisis, se volvió a equilibrar en torno a un 50 por ciento entre españoles y extranjeros».
El estudio y análisis de las encuestas y los datos estadísticos se revela como fundamental para que la Iglesia detecte las necesidades humanas y pueda así realizar un mejor servicio a los pobres evitando caer en la rutina de “es que esto siempre se ha hecho así”. «Es importante saber qué es lo que está ocurriendo porque tenemos el riesgo de que cambie la realidad pero no cambie nuestra acción porque ahí nos sentimos seguros de alguna manera. El Evangelio y los pobres, esas son las únicas referencias que no debemos cambiar».
Los estudios que realiza FOESSA gozan de un gran prestigio y son una referencia a todos los niveles. Aparte del informe anual, la entidad publica uno más amplio cada cinco años. En el último, participaron 90 investigadores de 60 universidades distintas. Por eso, para Lorenzo, el reto es «que nuestros trabajos sean muy rigurosos porque nos estamos jugando mucho, porque hay gente que detrás de esas cifras lo está pasando muy mal».
Lejos de ser números fríos, las estadísticas que publica Cáritas están «manchadas del barro cotidiano de la acción que se realiza desde nuestras parroquias» y buscan construir un mundo más justo, cálido y humano. «Es cierto que los datos a veces nos hacen olvidarnos de que detrás de un porcentaje, lo que hay son historias concretas. Quienes están aquí son hermanos que quieren a sus hijos como nosotros queremos a los nuestros, que tienen sueños y que constantemente reciben o palos o puertas cerradas. Los datos nos hacen entender, pero a veces nos privan de sentir; y el Evangelio nos llama a sentir, a compadecer y también a convertirnos», añade. Un propósito que se hace especialmente oportuno para este tiempo de Adviento.
Antonio Moreno Ruiz