
El sacerdote y profesor de los Centros Teológicos Diocesanos Aaron Benzaquen ayuda a profundizar en el Evangelio de este Domingo de Ramos.
Domingo de Ramos: «Quien no estrena, se condena»…
Tirando del refranero popular, la Semana Santa es un tiempo que no por muchas veces vivido deja de ser un tiempo nuevo. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Hoy contemplamos con alegría la entrada de Jesús en Jerusalén -la algarabía de este día- cuando Jesús acepta el que la muchedumbre lo aclame y ensalce; aunque el triunfo de Jesús vendrá en estos días con su entrega en la cruz y la gloriosa Resurrección.
Jesús, ¿lo quiere o lo permite? El Hijo de Dios vive para cumplir la voluntad del Padre. El inicio glorioso, entre palmas y olivos, tendrá un fruto amargo en el patíbulo. Con el pueblo se nos invita a aclamar a Jesús como a nuestro Señor; a mantener el canto siempre y en todo lugar, también a pesar de las cruces personales de cada uno.
Con esta celebración, Jesús nos muestra un amor fiel a las Escrituras, una actitud que nos llevará a vivir la victoria sobre la muerte muy cerca de Él. Jesús entra hoy como un Mesías «distinto» a lo conocido. Seguramente, muchos de los que lo acompañan serían forasteros –como nosotros-. Cada uno nos unimos a su entrada, tal y como estamos, con toda nuestra vida.
Que lo acompañemos en su Pasión. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!