
El profesor de los centros teológicos Juan Francisco Cardaldas invita a profundizar en el
evangelio de este 6 de julio, domingo XIV del Tiempo Ordinario (Lc 10, 1-12.17-20).
El evangelista nos adelanta lo que será la gran misión de la Iglesia. Los 70 ó 72 expresan la plenitud de los pueblos según la tradición de la Sagrada Escritura. Y es plenitud porque todos los cristianos estamos llamados a evangelizar. Y no podemos olvidar que el viaje es a Jerusalén, que atraviesan el territorio samaritano, un pueblo que, tan religioso como el judío, no podía ver con buenos ojos a los seguidores de un judío galileo como era Jesús. Y a esto añadimos que el anuncio de la Buena Noticia no es percibido de igual manera por todos los hombres porque es una provocación para los intereses y los valores de este mundo.
Por tanto, todo creyente cristiano debe evangelizar. Y subraya en extremo: «…volvieron llenos de alegría…» «porque se les sometían los demonios». Y esto quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la radicalidad de la bondad del Evangelio. Dos puntos esenciales nos cuestionan: el primero es que el cristiano no solo está llamado a seguir a Jesús, sino también a ser anunciador de su mensaje a otros. Y el segundo, que debemos confiar mucho más en la fuerza del Evangelio, porque cuando se anuncia su mensaje liberador percibimos un cierto éxito pues son muchos, muchos los hombres y mujeres que necesitan ser liberados de sus angustias y sus soledades.
Disfrutemos de esta alegría con Jesús.