Comentario al Evangelio de hoy ofrecido por los dominicos.
En el pasaje del evangelio de hoy Marcos nos narra brevemente la visita que Jesús hizo a Nazaret en compañía de sus discípulos, habiéndole precedido la fama de predicador y taumaturgo, estando admirados de su sabiduría y enseñanzas. Sus paisanos se preguntan atónitos ¿de dónde saca todo esto, no es este el carpintero?, ¿qué sabiduría es esa que le ha sido dada? lo conocemos desde niño, su familia vive con nosotros…
Según el evangelista Lucas (tampoco Mateo), en esta ocasión, el sábado en la Sinagoga, Jesús leyó el texto del profeta Isaías (61, 1-2) que proclama la misión del Mesías “el Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la buena noticia, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” , y se escandalizaron de él cuando afirmó: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Jesús, por su parte, se admiraba de su falta de fe…
Qué difícil nos resulta reconocer el modo de obrar de Dios, que quiere acompañarnos, enseñarnos desde la cercanía, la simplicidad, la sencillez… No nos cabe que Dios se haya hecho pequeño, cercano, hombre, para mostrarnos el amor infinito y misericordioso de Dios… Por la falta de fe de sus paisanos no pudo hacer en Nazaret casi ningún milagro, sólo curó algunos enfermos…
Y nosotros, ¿reconocemos la presencia de Dios en nuestro mundo, en nuestras vidas cuando nos habla a través de las Escrituras o valiéndose de personas humildes y sencillas, “los santos de la puerta de al lado” que los llama el Papa Francisco, y en los acontecimientos de la vida diaria?… ¡Afinemos el oído y agudicemos la vista!…
Sor Inmaculada Ocaña Gutiérrez
Monasterio Santo Domingo de Guzmán (Zaragoza)