
En la solemnidad del Corpus Christi, el sacerdote y profesor de los centros teológicos diocesanos Fernando Ingongo Eningo Patabobe invita a profundizar en el Evangelio (Lucas 9, 18-24).
Hoy celebramos el Corpus Christi, la presencia real de Jesús en la Eucaristía, su Cuerpo entregado por amor. El Evangelio nos recuerda la multiplicación de los panes. Jesús, ante la multitud hambrienta, dice a sus discípulos: “Dadles vosotros de comer”. Toma lo poco que tienen, lo bendice y sacia a miles. Y hace a sus discípulos partícipes de su amor. Este milagro prefigura la Eucaristía, donde Él mismo es nuestro alimento. La frase “Dadles vosotros de comer” nos interpela hoy. Alimentados por Cristo, estamos llamados a saciar el hambre del mundo: no solo la material, sino también la de justicia, amor, esperanza y paz. No debemos esperar a tener abundancia. Lo poco que tenemos, puesto en manos de Jesús, puede hacer grandes cosas. Él transforma nuestros dones y talentos para tocar otras vidas. Al celebrar la Eucaristía, no solo adoramos a Jesús presente, sino que nos unimos a su proyecto. Nos comprometemos, como elegidos suyos, a llevarlo al mundo. Nuestra vida eucarística debe transformarse en una vida de servicio y entrega. La Eucaristía es un sacramento de amor que nos impulsa a la comunión de bienes. Hoy, en la Jornada de Cáritas, se nos pide que este amor se manifieste en obras de caridad. Renovemos nuestra fe en la presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento. Después de alimentarnos por Él, vayamos a ser para el mundo sus manos, sus pies y su voz.