José Antonio Fernández, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo III de Pascua (Lucas 24, 13-35)
El evangelio de hoy narra el encuentro de dos discípulos con Jesús resucitado en el camino hacia Emaús. Este relato es uno de los más emocionantes del Nuevo Testamento y nos presenta varias lecciones importantes.
En primer lugar, nos muestra que, incluso después de la Resurrección, los discípulos todavía estaban luchando por entender lo que había sucedido. Los dos hombres que caminaban hacia Emaús estaban desanimados y desalentados después de la muerte de Jesús, y no podían comprender cómo todo había terminado así. Sin embargo, la aparición de Jesús resucitado les dio una nueva comprensión de los hechos y les trajo consuelo y esperanza. Sus corazones ardían.
En segundo lugar, el relato nos muestra que Jesús está presente en nuestras vidas incluso cuando no lo reconocemos. Los discípulos caminaron con Jesús durante varios kilómetros antes de darse cuenta de que era Él. En nuestra propia vida. A menudo, podemos sentir que Dios está lejos o ausente, pero la historia de los discípulos de Emaús nos recuerda que Él siempre está a nuestro lado.
Finalmente, el pasaje nos muestra la importancia de compartir la Buena Nueva con los demás. Este encuentro con Jesús resucitado les empujó a volver corriendo para anunciar a los demás discípulos la verdad de la Resurrección del Señor, y esta noticia trajo alegría y esperanza a los corazones de aquellos que estaban desanimados y desesperados.
