
El sacerdote Salvador Gil Canto, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XIV del Tiempo Ordinario (Mateo 11, 25-30).
Jesús vive desde el agradecimiento y la alabanza al Padre, que revela los misterios del Reino de Dios a los pequeños, mansos y humildes de corazón. Mansedumbre y humildad son dos actitudes que debemos integrar en nuestra vida cristiana para acoger al Señor.
Vivir desde el agradecimiento es la primera llamada que el evangelio de hoy nos hace a todos, máxime cuando siempre tenemos la tentación de llevar una vida quejosa de todo y por todo. El conocimiento y la entrega del Hijo al Padre es el modo como Jesús nos revela su ser más profundo y auténtico. La vida cristiana consiste en conocer internamente cada día más al Señor y entregarnos a Él, a los demás y a los pobres. Todos hemos sentido en algún momento el cansancio y el agobio que nos llegan por las dificultades de la vida. Y Él insiste: «¡Venid a mí!»
Así, Jesús nos invita a ir a Él para experimentar el consuelo, el alivio, la paz y la serenidad que nos ofrece su propia persona cuando lo acogemos de corazón. Ir a Jesús para ser de Jesús. Ser de Jesús para ir a los demás con la entrega de nuestra vida.
“¡Ven a mí!” es la segunda llamada que nos hace Jesús cuando muchos se disponen en este tiempo de verano a buscar unos días de descanso y vacaciones con la familia. En Él encontraremos el descanso y el alivio para recuperar fuerzas y seguir caminando. Feliz día del Señor. Feliz Domingo.