El profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, José Antonio Fernández, ayuda a profundizar en el evangelio del IV Domingo de Adviento (Lucas 1, 39-45).
En este domingo, ya se está saboreando la Navidad. Las lecturas de hoy nos sitúan en el escenario y presentan a los personajes protagonistas que nos descubren el sentido profundo de lo que vamos a celebrar muy pronto.
De Belén, pequeña entre las aldeas, nacerá el Salvador. En la aparente debilidad de María, mujer humilde y sencilla, Dios se hace hombre.
María, ejemplo de fe y esperanza, nos enseña que hay que ponerse en camino, moverse; e ir rápido a la montaña, lugar de encuentro con Dios (transfiguración, decálogo…), con humildad, obediencia a los planes de Dios y actitud de servicio a los demás.
Allí, en Judá, se produce el encuentro con otra mujer sencilla, Isabel. Ambas representan al Antiguo y al Nuevo Testamento, a la promesa y al cumplimiento. Y es que Dios siempre cumple sus promesas.
Pongámonos en camino con María, seamos humildes para reconocer nuestros errores y enmendarlos, obedientes a los planes que Dios tiene para nosotros, digamos un sí a Dios que nos llene de esperanza y nos lleve a servir a los demás; para que, junto a María, sintamos en nuestro espíritu la alegría de la venida de Jesús y nuestra alma no deje de proclamar que Dios ha estado grande con nosotros.