La profesora de Periodismo de la Universidad de Málaga, Mª Ángeles Cabrera, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo III de Cuaresma, 20 de marzo de 2022 (Lucas 13, 1-9).
Como en los tiempos de Jesús, también hoy algunos piden cuentas a Dios del sufrimiento de tantos inocentes como consecuencia de la guerra o de la pandemia, preguntándose: “¿Cómo puede permitir Dios tanto dolor?”. Qué fácil resulta culpar a otros de las desgracias propias o ajenas, y qué difícil encontrar las verdaderas razones y causas del sufrimiento.
Jesús, que conoce cómo piensan sus interlocutores, niega que el motivo del dolor sean los pecados cometidos por quienes lo sufren. Es el ejercicio de la libertad de cada persona el que tiene consecuencias positivas o negativas en los demás y en uno mismo. Por eso, Jesús pone el foco de atención en quienes le preguntan y los invita a convertirse para evitar nuevas desgracias.
Jesús interpela a sus oyentes con la parábola del viñador que acude al campo a buscar sus frutos sin encontrarlos. La Cuaresma es tiempo de conversión, de descubrir cuánto nos falta aún para corresponder al amor infinito de Dios por cada uno de nosotros. Aprovechemos la confesión sacramental para mostrar nuestro arrepentimiento sincero a Dios recibiendo su perdón, y acudamos a la comunión eucarística para recibir al único capaz de transformarnos llenándonos de su amor y felicidad.