El profesor de los Centros Teológicos Antonio Manuel Montosa ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo, Solemnidad del Corpus Christi (Mc 14, 12-16. 22-26).
La fiesta de hoy se centra en la adoración de la Eucaristía en la que Cristo está presente verdadera, real y sustancialmente. El evangelio de Marcos nos ilumina para comprender esta realidad. Dos partes bien diferenciadas aparecen en el relato evangélico en las que se va a dar un salto cualitativo.
Los discípulos, situándose en la tradición de Israel, preguntan a Jesús dónde preparar la cena de Pascua. Jesús les da instrucciones precisas sobre dónde prepararla. Será en este contexto de la cena pascual, la comida ritual más importante de la historia y ley judía, donde Jesús va a conferir un sentido nuevo a esta celebración. Prescinde del cordero tradicional para centrarse en el pan y en el vino. Jesús condensa y despliega en el pan y en el vino de la cena el gesto más profundo de su vida: su entrega. Supera de esta manera la pascua judía.
A través de estos elementos, manifiesta Jesús el culmen de su obra; a través de ellos, ratifica el testamento de lo que ha sido su vida y su mensaje. Jesús invita a comerlo y beberlo mostrándose como alimento, se ofrece en forma de comida para que, al comerlo, construyamos la unidad y formemos un solo cuerpo. Derramando su sangre nos muestra cómo la vida del discípulo debe promover el amor fraterno, vivir el servicio y la ayuda mutua, la solidaridad compartiendo el pan de cada día.