Los misioneros diocesanos en Venezuela crean una iniciativa para acoger a niños con necesidades educativas especiales.
Juan Manuel Barreiro, Manuel Lozano y Juan de Jesús Báez, con la inestimable ayuda de Amalio Horrillo, componen el actual equipo sacerdotal-misionero de la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco en el Municipio Autónomo "Manuel Cedeño", en el Estado Bolívar de Venezuela. Hace más de 50 años que llegaron a Venezuela los primeros misioneros malagueños, pero 25 que se consolidó la cooperación entre las diócesis de Málaga y Ciudad Bolívar.
Esta misión celebra este año su 25 aniversario. Un año muy especial en el que están poniendo en marcha nuevos proyectos de evangelización y desarrollo como "Caminos de Sueños". El sacerdote que coordina dicho proyecto, Juan de Jesús Báez, explica que «son muchas las comunidades rurales en el territorio encomendado a esta misión (más o menos como media Andalucía) y, en ellas, muchos los niños "escondidos" por vergüenza, maltrato, abandono, pobreza… considerados que no sirven para nada por tener una discapacidad. En nuestro municipio no existen centros especializados y los de la capital son muy caros. En Santa Rosalía, en una comunidad cristiana, pensamos crear un lugar para atender, informar, orientar y asistir a niños "especiales". Abrimos el primero en abril de 2009 y el segundo el pasado mes de enero».
Están en locales del municipio y de la Iglesia, financiados gracias a la misión, Cáritas de Ciudad Bolívar y amigos y parroquias cercanas de Málaga, entre ellos destaca la contribución del Instituto Alta Axarquía de Periana, que ha contribuido generosamente. «Nos sentimos agradecidos con Dios por confiarnos esta labor, ya que nunca se ha dejado de sembrar la Palabra que dignifica y engrandece a las personas. Las obras de la misión son fruto del amor de la Iglesia, de los cristianos malagueños y de los que aquí acogen la semilla y luchan por hacerla germinar».
¿CÓMO LLEGAN LOS NIÑOS A "CAMINO DE SUEÑOS"?
La mayoría llega de la zona rural. El misionero Juan de Jesús explica que entre los centros abiertos (en Santa Rosalía y en Caicara) atienden a 135 niños de todo el municipio. Es más, han solicitado abrir otros centros, pues es bastante difícil para las madres, sin un medio de transporte, llevar a sus hijos con parálisis cerebral al centro, que se encuentra a kilómetros de distancia. Es una de las necesidades más urgentes que tienen, la adquisición de un transporte, además de más material y personal. Juan de Jesús recuerda que hace dos años, la Universidad de Málaga envió a tres profesionales que ayudaron durante 50 días a la formación del personal.
El esquema de trabajo es el siguiente: los profesionales del centro (10 profesionales de la Psicopedagogía y la Educación, y otros muchos voluntarios) hacen una evaluación y emiten un diagnóstico de cada uno de los niños y les entregan un plan de tratamiento psico-pedagógico. Los monitores se lo aplican durante dos horas diarias de psicomotricidad, estimulación cognoscitiva, desarrollo viso-motriz y del lenguaje… Tienen dos turnos uno por la mañana y otro por la tarde, y en cada uno de ellos atienden a 20 niños cada dos horas, de lunes a jueves. El viernes es el día de evaluación, revisión y programación del equipo. Además se dedica a la atención de los nuevos niños que van llegando y a los talleres de formación para el personal. Por la tarde también ofrecen una escuela de padres, que ha sido acogida con mucha ilusión.
VALE LA PENA SOÑAR
El sacerdote Juan de Jesús Báez afirma que el nombre de "Caminos de sueños" lo eligieron porque «nada está totalmente hecho, todo es un proceso y no podemos pararnos o sólo esperar. Hacer camino nos adentra en la dinámica de prepararnos, esforzarnos y ponernos en marcha… “se hace camino al andar”».
«Cuando viene un hijo en camino, los padres se llenan de ilusiones, proyectos, sueños; y todo niño es una esperanza y una gran alegría. Pero, cuando nace con dificultades o trastornos en su desarrollo, algunos sueños se vuelven pesadillas. "Caminos de sueños" es un ponerse a andar y hacer que los sueños no se conviertan en pesadillas. Vale la pena seguir soñando para que los caminos no sean sólo sueños y los sueños nos hagan ponernos Escuela de Padres en camino».
