Emocionados, nerviosos y expectantes. Así es como el medio millar de miembros de la Fundación Diocesana Santa María de la Victoria de Málaga vivió el momento en que eran recibidos en audiencia por Su Santidad. Con su peregrinación a Roma, con motivo de la celebración de su 60 aniversario como institución educativa, han hecho historia y han vivido momentos que les han cohesionado como comunidad.
Todo les ha salido a pedir de boca. Los 500 miembros de la Fundación Santa María de la Victoria de Málaga que han peregrinado a Roma coinciden en que han vivido una experiencia única. La peregrinación, uno de los actos conmemorativos de su 60 aniversario, ha estado marcada por dos momentos que no olvidarán. Uno de ellos fue la audiencia con el Papa donde les sorprendió el importante número de fieles de todo el mundo que esperaban para escuchar el mensaje del Obispo de Roma. Y el mensaje fue claro: invitarles a ser valientes. Así lo pidió Benedicto XVI a los allí reunidos a través de la lectura de una pasaje de Los Hechos de los Apóstoles en varios idiomas.
Pieza de las Penas
El grupo malagueño de peregrinos le respondió con su júbilo y con la pieza musical «María Santísima de las Penas» que la Banda de Música Santa María de la Victoria había preparado para el momento y que fue muy aplaudida por el Papa, así como con la entrega de una pintura de la Virgen de la Victoria, patrona de la diócesis, realizada por uno de los profesores de la Fundación. En su viaje también ponen el acento en la celebración de una Eucaristía en la Basílica de San Pedro presidida por Don Jesús Catalá, Obispo de Málaga. «Un momento en que nos sentimos como centinelas de la fe, tal como lo definiera Juan Pablo II en sus palabras a los jóvenes», según rememora Dionisio Blasco, director de Área de Gerencia de la Fundación, quien también refleja la importancia de que Monseñor Catalá les haya acompañado en este encuentro «constatando así su cercanía hacia la Fundación y sus miembros».
Con su peregrinación han hecho historia no sólo por su audiencia con Benedicto XVI, también por lo que han compartido como comunidad educativa, y que ha supuesto «una experiencia de fe, que hemos vivido juntos y que nos ha dado una visión de la relación humana que nos ha enriquecido mucho», resalta Blasco. A su vuelta éste es el balance de lo que se traen. Lo que han dejado en su visita a la Ciudad Eterna lo tienen claro «un grano de arena de una Iglesia que sigue construyendo Reino», como apunta el director de Área de Gerencia de la Fundación.
Antonio Manuel, un bebé de la Fundación en brazos del Obispo de Roma
Uno de los peregrinos más jóvenes de la Fundación fue Antonio Manuel. A sus escasos dos años ya tiene historia que contar. Y es que el pequeño fue cogido en brazos por el Papa a su paso entre la multitud tras la audiencia. Para sus padres, Antonio Jesús Pozo y Ana María Vila, ambos profesores de colegios de la institución, «al besar a nuestro hijo es como si hubiera besado a todos los niños de la Fundación». «Nos quedamos impactados», añaden, «Lo vivimos todo muy rápido. Para nosotros ha sido una señal, un regalo. Algo inesperado que sólo puede ocurrir una vez en la vida y nosotros hemos tenido esa suerte». Para el pequeño, a pesar de su corta edad, tampoco pasó desapercibido «porque él luego se tocaba y nos señalaba con alegría el lugar en el que el Papa le había dado el beso», recuerdan sus padres.