Benditos Pueblos. Alozaina, belleza irrepetible

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Situado en el parque natural de la Sierra de las Nieves, concretamente entre Tolox, Yunquera y Casarabonela, se encuentra Alozaina, cuya parroquia está dedicada a Santa Ana y Santiago Apóstol, Patrones de la localidad.

Actualmente, el templo, ha recuperado el antiguo esplendor de su fábrica, por las varias fases de restauración integral, entre 2005 a 2016, gracias a la permanente labor de restauración de los templos diocesanos a cargo, en este caso, únicamente del Obispado de Málaga. El edificio se descubre inconfundible en una silueta imponente, y contrasta a un lado con el paisaje lejano de la sierra de las nieves, en verdor y tonos piedra casi siempre u ocasionalmente, con el manto blanco de alguna nevada; y por otro lado, desafiando la inercia de las leyes de la gravedad, aparece encaramada en lo alto de una exuberante peña, creando una armónica fusión del templo, con todo su entorno, porque al estar en la cumbre de este enorme saliente geológico, abarca la parte más alta del pueblo, como si quisiera protegerlo desde las alturas. Esta descripción no es para nada metafórica. Pues en los días de nubes bajas o niebla es realmente bellísimo ver cómo “parece una iglesia volante entre nubes”.

Esta privilegiada situación, del lugar, es sin embargo, realmente pintoresca, como explica su párroco, José Luis Bellón «viviendo en un lugar tan elevado, se divisa la ladera más urbana del casco antiguo del pueblo y tras el cual se aprecia el macizo estremecedor de toda la sierra; y de otro lado, un “tajo” en tal desnivel respecto a la planicie, que parece una atalaya o castillo -que en efecto, aquí estaba localizado- divisando casi toda la comarca del Gualhorce, la costa malagueña y granadina y parte de la capital».

También, añade Bellón, «se puede hablar de los “vientos saludables” aquí arriba, y que podrían ser incluso el origen del nombre del pueblo, aunque la etimología de Alozaina sea tan diversa: unos le dan el significado de lugar sano y templado, -¡a fe que lo es!-otros de pequeña fortaleza, -en efecto- y otros como derivado de un nombre de mujer, femenino de Husein el bueno, por lo que significaría la Buena…- ¡creo que los tres significados le van!-. Una vivencia curiosa es, en las noches tormentosas, ¡el enchufe para los relámpagos parece que está encimita mismo, vaya!… el viento crea un juego de voces silbantes, entre los ventanales y centenarios sillares de piedra, que seguro podrían hacer las ilusiones de todo un relato de misterio, o mejor aún, la sintonía indescriptible de todas las fuerzas de la naturaleza en confluencia alrededor de este encumbrado monumento -afirma bromeando-, pero, vivir en una obra de arte así, tiene sus peculiaridades y muchas sorpresas. Vuelan de cuando en cuando algunas tejas… o porque no decirlo, con lluvia abundante, las canales de los enormes tejados, son una sola y caudalosa cascada continua, que bien podría llamarse: ¡la fábrica del agua! Es difícil describir el amanecer y anochecer de primavera y otoño… quizás solo diría: regalo Divino».

Pascual Madoz en su “Diccionario de España y sus posesiones de Ultramar” dijo al hablar de la sierra Prieta, situada en esta zona, que «ofrece desde su cumbre el punto de vista más agradable, por los deliciosos sitios que mira a sus pies, y a una dilatada extensión; pues desde ella se descubre el Mediterráneo, gran porción de la costa de África, parte de la ciudad de Málaga, su castillo de Gibralfaro y toda su Hoya, la salina de Fuente Piedra y parte del Reino de Sevilla».

Esta Parroquia de Santa Ana, como tantas otras, se fundó tras la toma de Alozaina, en 1489, bajo la advocación de Santa María, dependiendo de la cercana Casarabonela. Será en 1494 cuando, hay constancia de Santa Ana como su titular. El templo actual data del siglo XVIII y fue construido utilizando parte del edificio anterior. La obra fue realizada por Felipe Pérez el Menor, maestro de arquitectura y su planta de cruz latina y una sola nave está cubierta con artesonado de madera. El actual retablo mayor sustituye a otro destruido y las pinturas restauradas al fresco del siglo XVII en el crucero, insinúan que en realidad toda la fábrica estaría cubierta de pinturas, veladas bajo la cal, seguramente, por las adversidades epidémicas.

En el exterior, destaca la portada principal de ladrillo visto donde se puede observar una inscripción en azulejos que recuerda la conquista de la población en 1484. La torre es de planta cuadrada y culmina con un cuerpo de campanas octogonal, rematado con un pequeño tejado en forma de chapitel de tejas, también octogonal y rematado con una veleta.

José Luis Bellón, afirma que «estamos ante un conjunto monumental en bellísima armonía con su entorno natural, tanto es así que la misma masa arquitectónica encima del macizo de piedra, da cobijo a un pequeño pinar, donde por ejemplo, vive apaciblemente una numerosa colonia de cernícalos, tipo halcón, conocidos como primillas, que visitan diariamente, los balcones de la casa parroquial, y los usan unas veces, como trampolín, para saltar volando al vacío del aire limpio y libre, y otras veces como observatorio de sus presas, por lo cual las otras aves, suelen pasar más bien con prisa… “flechás” como se dice aquí. Pero centrándonos en la vida parroquial, la vida cristiana de Alozaina, está jalonada de maravillosos relatos vecinales, transmitidos desde siglos. Hay todavía, un gran núcleo poblacional, con entrañable devoción a sus tradiciones religiosas, como el día del Corpus, con sus altares y calles totalmente cubiertas de frescas hiervas aromáticas y ramas de árboles que sirven de marco a la procesión, donde los cánticos se entremezclan con los “crujios” de una especie de látigos, de unos tres metros, llamados zurriagos, que “zurran al Diablo” con su zumbido estruendoso, cuya fuerza depende de la péricia del trenzado de la juncia y la maestría, con que personas de todas las edades lo lanzan al viento. Increíble experiencia, el cura en medio, llevando la Custodia con el Señor presente, así se plasma en una belleza irrepetible, la eterna lucha entre el bien y el mal, con la victoria de la presencia viva de Jesús en la Eucaristía. También, la antaño señera, Romería del Cristo de Jorox, paraje dependiente de la localidad, y cuya riqueza paisajística, hortícola y fluvial es única en toda la provincia. El viernes de Dolores, en la fecha de antes de la reforma del calendario litúrgico, donde las filas de mantillas, en torno a la Virgen de los Dolores, une desde hace siglos, generaciones de mujeres, proyectando sus sombras en las encaladas calles, a la luz de las velas. Por no hablar del paso de Jesús Nazareno, en la mañana del austero Viernes Santo, recibido entre un mar de personas en la plaza del pueblo».

Algo casi desconocido, es su emblemático cementerio, continúa el párroco, «que en su fundación y origen hasta hoy, se atiende fabulosamente y muy bien cuidado por la Hermandad del Santísimo Sacramento, la más antigua y extendida en el pueblo, desde el siglo XVI. En definitiva, somos herederos de una rica historia y tenemos los mismos retos de todo el mundo rural. Aloziana, produce y comercializa, la más importante cosecha de la denominada aceituna de mesa aloreña. Su situación de enclave central, en la comarca, hace que a su instituto de secundaria asistan adolescentes de toda la mancomunidad. Y sobre todo, es una inmersión en un lugar único cosido a la naturaleza, con vecinos de carácter alegre y muy luchador, que salen adelante siempre: y en medio, su Iglesia de Santa Ana, nexo de unión con el pasado, presente y futuro de su increíble historia, no solo la oficial, sino la que se escribe cada día en las vidas de los “pecheros”… sus habitantes».

Alozaina en la Diputación de Málaga

Ayuntamiento de Alozaina

 

Beatriz Lafuente

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