Beata María Emilia Riquelme, ruega por nosotros

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Este 10 de diciembre celebramos la memoria litúrgica de María Emilia Riquelme y Zayas. Ahora que se cumple un año y un mes de su beatificación, recordamos a la fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada.

Hace apenas un mes que celebrábamos el primer aniversario de la beatificación de María Emilia Riquelme y, este jueves 10 de diciembre, será la segunda vez que celebraremos la memoria litúrgica de María Emilia, instituida el pasado año, tan solo dos días después de la solemnidad de la Inmaculada Concepción.

María Emilia Riquelme y Zayas, beata granadina, se entregó al Señor con una intensidad creciente a lo largo de toda su vida. Su “sí” al Señor se encarnó en el andar de su tiempo, respondiendo a las circunstancias de su historia. Una respuesta que determinada sobre los dos pilares fundamentales de su vida, y después de la Congregación: la devoción a la Virgen y la adoración de la Eucaristía.

De joven su vida se vertebró en el cuidado a los más necesitados. Sus bienes y talentos se volcaron en favor de la escuelas de niños pobres, ayudando a familias necesitadas, impartiendo clases de catequesis o visitando prostíbulos. Tras la muerte de su padre, María Emilia da el paso hacia la vida religiosa decidiéndose, tras un proceso de discernimiento en varias congregaciones, a la fundación de una nueva congregación.

Ahora que se cumplen 80 años de su muerte, ocurrida el 10 de diciembre de 1940, vemos a las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada extenderse por todo el mundo, con casas diseminadas por España, Brasil, Portugal, Bolivia, Colombia, USA, Angola, Perú, México y Filipinas.


EXPLOSIÓN DE ALEGRÍA Y DE COMUNIÓN

En el corazón de todos late el recuerdo del día de su beatificación. Ese día Granada salía a la calle como si fuese el día del Corpus. Fue “una explosión de alegría; una explosión de fe, de esperanza y de caridad”, al decir del Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez.

El asombro, la alegría y la gratitud que vivieron los testigos de aquel día, hablan del poder de la beata María Emilia, a la que todos recuerdan siendo transportada en volandas desde la Catedral hasta la Casa Madre de las riquelminas.

“Fueron momentos de Dios”, recuerda la Superiora General de la Congregación, Marian Macías Rodríguez. “La Virgen preparó todo porque creo que la belleza inundó todo. Una belleza divina, no era humana. Creo que fue un acontecimiento de fe, de fe profunda. El pueblo granadino se volcó. Yo sentía como que Jesús iba con ella por esas calles de Granada”.


“LLEVAMOS TODO EL AÑO COLGADA DE ELLA”

El poso que deja su beatificación no se acabó ese día, sino que perdura en el tiempo. María Emilia sigue intercediendo por todos desde el Cielo, con una intensidad creciente. Sigue viva además en el corazón de sus hijas, las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que han visto emerger en ellas una mayor comunión.

Desde que se produjo la beatificación, la vivencia del carisma en el corazón de las riquelminas se ha intensificado. Un milagro en sí, especialmente en un año asolado por la pandemia, que provocó el contagio de todas las hermanas riquelminas de Granada, y el fallecimiento de varias de ellas en España. “Ha sido un año de intensa oración a Jesús en la Eucaristía. Las capillas tuvimos que tenerlas cerradas hasta un cierto momento por el Covid, pero lo cierto es que se cuadriplicó la oración”, asegura Macías.

Para las riquelminas, es precisamete la adoración la que las lleva a configurarse con Cristo sacerdote y a ser su prolongación como alimento, fuerza y consuelo en su labor evangelizadora. Una evangelización que sigue impulsando la beata María Emilia, a quien están rezando más que nunca. “Llevamos todo el año colgada de ella y pidiéndole muchísimo por muchas intenciones y por el mundo entero, y por muchas personas que han estado enfermas, desde hermanas hasta familiares. María Emilia ha tenido mucho trabajo este año”, confiesa la Superiora.

Con la misma confianza, especialmente este jueves, estamos invitados a orar con ella por todas nuestras intenciones.

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