En la mañana del Miércoles Santo, la Catedral de Málaga acogió la celebración de la Misa Crismal, presidida por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, y concelebrada por numerosos sacerdotes, religiosos y diáconos llegados de todos los puntos de la diócesis de Málaga.
En su homilía, el Sr Obispo recordó al clero malacitano la «hermosa misión que Cristo nos confía» y los animó a ser fieles aunque «nuestra tarea encuentro muchos obstáculos y sintamos el peso del cansancio». Invitó a todos los presentes a orar «por todos los sacerdotes del mundo, de modo especial por los que sofren persecución» o se encuentran en momentos de crisis.
El prelado de la Diócesis de Málaga agadeció a todo el clero «vuestra dedicación generosa al ministerio. Os llevo en el corazón y en mi oración diaria», les recordó.
También tuvo palabras para los seglares que acompañaban a sus sacerdotes en la celebración a quienes dijo: «ayudadles a ser santos sacerdotes».
Tras la homilía, los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales y el Sr. Obispo bendijo los Santos Óleos y consagró el Santo Crisma. El óleo de los catecúmenos se usa para ungir a los que están preparándose para el bautismo; el óleo de los enfermos, en el sacramento de la unción de los enfermos; y el santo crisma, en ordenaciones, confirmaciones, bautizos y consagraciones de altares e iglesias.
Para preparar el Santo Crisma, el Obispo mezcla una porción de perfume con el aceite, con lo que se expresa que el aceite es fecundado por la gracia del Espíritu Santo simbolizado en el perfume; también recuerda el buen olor a Cristo que deben propagar los que son ungidos con él.
Al concluir la celebración, con las palabras de agradecimiento del Sr. Obispo a todo el clero por su labor pastoral, los arciprestes se han acercado al trascoro de la Catedral para recoger los óleos y entregarlos en los próximos días a los sacerdotes de su zona.
Buen Samaritano
A esa misma hora, en la residencia del Buen Samaritano, donde viven diez sacerdotes que necesitan ser atendidos por su estado de salud, celebraban la Misa presidida por el obispo emérito de la Diócesis, D. Ramón Buxarrais. Para ellos también ha tenido palabras de agradecimiento y cariño el prelado malacitano.
Neopresbíteros
Aaron Benzaquen Vera, Santiago Bremermann Medina, Juan Manuel Caracuel Merchán, Rafael López Sánchez y Eduardo Muñoz Centeno son los cinco últimos sacerdotes que recibieron la ordenación sacerdotal, de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, el pasado mes de junio. Ésta ha sido la primera Misa Crismal que han vivido como sacerdotes y así han vivido el momento de la renovación de las promesas.
Santo Crisma y Santos Óleos no son lo mismo
El Santo Crisma proviene de la palabra latina chrisma, que significa “unción”. El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes. También se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.
El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo que, como dice san Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”. El Santo Crisma no se bendice, sino que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.
Los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen, no se consagran como ocurre con el Santo Crisma. El de los catecúmenos se impone justo antes del bautismo y el de los enfermos, en la Unción.