Antonio Guerrero, feligrés de la parroquia de San Agustín de Melilla, acaba de recibir los ministerios de acólito y lector de manos del Sr. Obispo. Esposo de Carmen y padre de un hijo y una hija, afirma emocionado que «ha sido una experiencia tan grande para mí, que no sé ni cómo explicarla».
¿Cómo fue la experiencia de recibir, de manos del Sr. Obispo, los ministerios de acólito y lector?
La verdad es que ha sido una experiencia tan grande para mí, que no sé ni cómo contarla. Desde la preparación, que realicé en mi parroquia de San Agustín, con mi párroco, Rafael López Cordero, todo ha sido un verdadero regalo de Dios. Hace muchos años que estoy colaborando en mi parroquia, primero en la parroquia de San Francisco Javier y después en la de San Agustín. Siempre me he sentido llamado a colaborar en la liturgia; mi ilusión era poder servir en la mesa del altar, en la Eucaristía y el Señor me lo ha regalado. Ha sido una experiencia preciosa para mí y para mi familia. Mis nietos estaban contentísimos y disfrutaron mucho la celebración. Y creo que también ha sido una buena noticia para la parroquia y para el párroco. Fue un día muy especial.
Ahora su misión dentro de la parroquia se ampliará.
Cuando llegué a esta parroquia, me ofrecí al párroco para ayudar en lo que hiciera falta, y lo he seguido haciendo con los diversos párrocos que han pasado por ella (los sacerdotes Gonzalo, Nicolás, Juan Manuel y Rafael). Atiendo el despacho parroquial, ayudo como acólito en la Eucaristía, participo en el equipo de liturgia… Ahora también llevaré la comunión a los enfermos, cuando me lo encomiende el párroco, y ayudaré en la mesa del altar, durante la Eucaristía, proclamar la Palabra de Dios también es uno de mis cometidos. La verdad es que yo estoy dispuesto a servir en todo lo que me pidan.
¿Cómo recibió la noticia su familia?
Están todos muy contentos. Tanto mi hijo como mi hija y su esposo pidieron todos los permisos necesarios en sus trabajos para poder participar en la celebración, que tuvo lugar el 2 de noviembre. También acudieron muchos amigos y compañeros de la Escuela Teológica, en la que estoy ya en el tercer curso. Mi familia me ve feliz y se alegran conmigo. Nací en Marruecos, pero mi familia se trasladó a Melilla y en la actualidad vivo a poco más de 200 metros de la parroquia y en ella me siento como en casa.
¿Qué ha supuesto para usted la visita que el Sr. Obispo ha realizado a Melilla?
Para mí ha sido una alegría. Me ha animado mucho a que siga colaborando en la parroquia, me ha dicho que ahora, con estos ministerios, tengo una responsabilidad mayor en la parroquia. También ha sido fundamental el ánimo que me ha dado D. Ramón Buxarráis, a quien nunca olvidaré. Ha sido una de las personas que más me han hecho acercarme al Señor. De hecho, es el padrino de confirmación de mi hijo. Ha sido una celebración de lujo, pues contamos con la presencia de dos obispos y cinco presbíteros.
Y, ¿qué le pide al Señor después de un día tan emocionante?
Que sigamos siéndoles fieles, porque si no, estamos perdidos. También le doy gracias por tantos buenos sacerdotes como he conocido en mis parroquias: Rafael Pérez Pallarés, Manuel Jiménez, Manuel Arteaga, Vicente Maiso… todos me ha ayudado mucho y me han acercado al Señor. Él los ha puesto en mi camino para que me guiaran.
Encarni Llamas Fortes