El sacerdote Antonio Fernández López, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis, ayuda a profundizar en el Evangelio del Domingo VI de Pascua (Jn 15, 9-17).
Frecuentemente enfatizamos nuestro esfuerzo en la búsqueda de Dios, que a menudo, da la impresión de guardar silencio hasta el punto de parecernos indiferente. En realidad,
el gran buscador es Él mismo.
No te hubiera encontrado yo si Tú no me hubieras buscado primero, dice san Agustín. Dios está siempre presente, esperando entrar en comunión con nosotros, tomando la iniciativa. Muchas páginas de la Biblia nos muestran un Dios que parece no darse por satisfecho hasta que encuentra descanso en el corazón del hombre. Para que lo sintamos más cercano se hace uno con nosotros y se implica de lleno en nuestra historia. Dios se convierte en un mendicante de amor porque, mientras extiende su mano para pedir amor, ya nos lo está dando a raudales. Es Dios quien nos ama primero con un amor totalmente gratuito e inmerecido por nuestra parte.
Jesús en el Evangelio nos llama a vivir el mandamiento del amor. Amar como Dios ama es la revolución que realmente puede cambiar el mundo.
A raíz de la pandemia, muchos han descubierto las multiples posibilidades de las redes sociales para la pastoral, todas estas posibilidades tienen que tener alma, que no es más que la caridad.
San Juan, en la segunda lectura, es aún más contundente: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Dios nos elige para dar fruto. Sólo amando entenderemos quién es Él.