Biólogos malagueños reflexionan ante la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebra el 1 de septiembre.
En 2015, el papa Francisco instituía esta jornada, que se celebra desde entonces cada 1 de septiembre en comunión con la Iglesia ortodoxa. Su deseo era ofrecer a cada creyente y a las comunidades una oportunidad de renovar su adhesión a la vocación de custodios de la creación. En palabras del propio pontífice, se trata de «un momento intenso de oración, reflexión, conversión y asunción de estilos de vida coherentes». Como afirma Juan Jesús Martín Jaime, biólogo y fundador del Aula del Mar además de Misionero de la Esperanza (MIES), «esta Jornada nos ayuda a descubrir la llamada de atención que nos hace Dios sobre la frágil y valiosa creación que compartimos, a caer en la cuenta de la importancia de cuidar la creación, de la que todos tenemos el derecho a disfrutar y el deber de cuidar». Por su parte, Miguel ángel Vargas, profesor de Biología en la Cooperativa Santa María de los ángeles en Carranque y teniente hermano mayor de la Hermandad de la Salud, destaca que «la oración a los creyentes nos ayuda en todo, nos sitúa, nos da fuerza y es la única forma en que Dios puede tocarme el corazón para hacerme consciente de que mis necesidades personales son las de todos los seres humanos».
Con la publicación de la encíclica Laudato Si’ a tan solo dos años del inicio de su pontificado, el papa Francisco dejó claro que entre sus principales preocupaciones se encontraba el cuidado del planeta, la “casa común”. Realidades como el calentamiento global, la escasez de agua potable, la acumulación de desechos o la pérdida de la biodiversidad amenazan el futuro del planeta. En opinión de María del Carmen García, bióloga del Instituto Español de Oceanografía en Málaga y especializada en Cambio Climático, «todos son consecuencia directa de la acción del hombre, y difícilmente se pueden separar uno de otro». Preguntada por el más apremiante, esta bióloga se decanta por la escasez de agua potable, porque «afecta directamente a la salud y bienestar de las personas, por lo que se trata de un problema sobre el que hay que tomar medidas de modo inmediato y garantizar a la población un acceso a este recurso en las mejores condiciones sanitarias». Miguel ángel Vargas se inclina por el calentamiento global: «yo lo definiría más como «cambio global” y está demostrado, aunque políticos de muy alto nivel lo nieguen. Aquí en el sur de Andalucía ya estamos viendo cómo cambia el régimen de temperaturas y de precipitaciones, cómo nos asaltan lluvias torrenciales… es una alteración que afectará a la biodiversidad, provocando variaciones en las especies adaptadas al entorno mediterráneo, con la llegada de especies invasoras y enfermedades que no pertenecen a nuestro ámbito». Ambos son problemas de extrema gravedad, y están estrechamente relacionados con la pérdida de biodiversidad y la contaminación del agua y del aire, esenciales para la vida. En palabras de Juan Jesús Martín, «al “Mens Sana in Corpore Sano» habría que añadir «in Habitat Sano», porque este es vital para nuestra salud. Vemos cómo los acuíferos están cada vez más contaminados y hay especies en peligro debido todo a la actividad humana».
Precisamente en España, estos días, la Comisión Episcopal de Pastoral Social ha hecho público un mensaje en el que recuerda que el agua y la energía son dos pilares básicos del cuidado de la creación. Y es que, como afirma Francisco en su encíclica “verde”, esta crisis ecológica es también una crisis social y moral, que afecta especialmente a los más pobres. «Una de las principales conclusiones de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro decía que la ecología y la pobreza van unidas. Ya no se habla de ecosistemas sino de socioecosistemas. Estamos en un planeta con recursos limitados y es fundamental la solidaridad intrageneracional pero también la intergeneracional, qué planeta vamos a dejar a nuestros hijos y nietos» explica Juan Jesús Martín.
Los tres expertos coinciden en la urgencia de establecer nuevos hábitos de consumo y relación con la naturaleza, pero subrayan la afirmación de Francisco de que la solución pasa por una “conversión comunitaria”, «por tomar decisiones a escala planetaria. Estaremos a tiempo de hacer algo siempre que consigamos entender que sólo con actuaciones globales podremos enfrentarnos a esos problemas globales» apostilla María del Carmen García. Para ello nace la idea de celebrar anualmente una Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. «Desde la interioridad -afirma Vargas- surge el cambio. Aunque estemos muy formados y creamos que tenemos la capacidad para hacer cosas, tenemos que contar con la fuerza de Dios y de su Espíritu».
Oraciones por la creación (material de la Conferencia Episcopal)
Ana María Medina