
Con 36 años trabajando para la Catedral como archivero y sacristán, Alberto Palomo es quien mejor atesora todos sus secretos, lo que demuestra cada semana en la sección “Conoce la Catedral” de esta revista. Su último libro se centra en las capillas del primer templo malagueño
“Recintos con historia: aportaciones documentales y curiosidades sobre las devociones y capillas de la Catedral de Málaga” es el título del libro que acaba de editar la Diputación de Málaga. ¿Por qué se decidió por este tema?
Porque tendemos a creer que la Catedral es un conjunto unitario y antiguamente no era así. En realidad, las capillas actuaban como iglesias casi independientes dentro de la misma Catedral, porque muchas de ellas tenían sus propios capellanes, sus propios sacristanes y, en todas ellas, se celebraba Misa a todas horas. En ocasiones, se celebraba la Misa simultáneamente en todas las capillas. O sea, que cada capilla tiene su propia historia, aparte de que la Catedral tiene una historia común.
De las 15 capillas con que cuenta la Catedral, ¿a cuál le tiene más cariño?
La más importante, por supuesto, es la que tiene carácter sacramental, que es la de la Encarnación, donde está la Eucaristía reservada. Pero, por devoción particular, mi favorita es la del Cristo del Amparo, que tiene una imagen de un crucificado que donó el hermano de san Francisco de Borja que fue obispo de Málaga.
¿Y la más valiosa?
La más valiosa artísticamente, todo el mundo está de acuerdo en ello, es la de Santa Bárbara. Además, es de los pocos ejemplos góticos que existen en nuestras Diócesis, porque cuando Málaga pasa a formar parte de la Corona de Castilla, el gótico ya casi está en retroceso. En la Catedral, es lo único gótico puro que tenemos junto con la puerta de la iglesia del Sagrario.
Con casi una veintena de libros de historia a sus espaldas como autor o coautor, muchos de ellos dedicados a la Catedral, es usted un experto en el pasado del templo como tesoro artístico y litúrgico, por eso me interesa su perspectiva sobre su presente y futuro.
La Catedral es un ser vivo. Se adapta a cada época, a cada corriente artística. Todas ellas han dejado su huella en la Catedral. De hecho, nosotros tenemos aquí los últimos paños de vidriera artística que se han instalado, que son de estilo contemporáneo. Eso es una cosa asumible y deseable. Lo que no me gusta tanto es pretender, por modas pasajeras, enmendarle la plana a los antiguos, porque los antiguos eran muy listos.

