En el año 1973 vinimos con la ilusión de trabajar en la evangelización de estos barrios, en la promoción de la juventud, hacerlos hombres y mujeres capaces de integrarse en la sociedad como ciudadanos libres responsables, críticos, que pudieran ser agentes de cambio donde estuvieran, especialmente en su barriada. Nuestra tarea no terminaba en las puertas del Colegio, nos urgía «bajar a la calle».
Hoy podemos decir que el Señor ha estado grande con nosotros al traernos a este lugar, porque es cierto que damos, pero más recibimos, convencidos de que nuestra tarea es continuar sembrando sin cansarnos, con la tranquilidad de que la semilla crecerá y dará sus frutos a su debido tiempo y que sólo el dueño de la mies hará la cosecha.
Todo esto vivido, con penas y alegrías, nos ha ido confirmando que éste es nuestro lugar y, con la misma ilusión y entrega que comenzamos, continuamos nuestra misión. El listón lo hemos puesto alto: hacer que nuestra escuela sea buena noticia para nuestro barrio.
