Prosigue la peregrinación por la Tierra de Jesús

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Continúa la peregrinación diocesana por Tierra Santa, en la que un grupo de más de 90 fieles diocesanos, encabezados por el Obispo, siguen recorriendo los lugares más emblemáticos de la vida de Jesús.

La jornada del miércoles tuvo distintos lugares en los que hacer vida las palabras de Cristo, a través de la historia y de los lugares en los que Él pasó haciendo el bien, y que recogen los textos Sagrados.

La mañana estuvo centrada en la conversión de Zaqueo. Y es que la primera parada fue en Jericó. Una ciudad que está datada desde hace más de diez mil años, y protagonista en el Antiguo Testamento, en el Libro de Josué, que narra cómo la ciudad fue conquistada con la ayuda de Dios. También, en el Nuevo Testamento, se relata el pasaje de Zaqueo: un hombre rico, a quien su encuentro con Jesucristo lo transformó en una persona nueva. Los peregrinos conocieron la historia de esta ciudad milenaria y detalles tan curiosos, como un Sicomoro, el tipo de árbol al que se subió a Zaqueo para ver a Jesús, ya que su corta estatura se lo impedía.

Después del almuerzo, la peregrinación se detuvo en Qumram, las ruinas en las que a mediados del siglo XX fueron descubiertos, de forma casual, los «Manuscritos del Mar Muerto», entre los que se hallan las versiones en hebreo y arameo más antiguas que se conocen de la Biblia. Qumram dista del Mar Muerto unos 13 kilómetros, y esa fue la siguiente parada en el camino.

Ya por la tarde, conocieron la ciudad de Betania, y la casa en la que vivieron Marta, María y Lázaro, los amigos de Jesús. También tuvieron una oración en la tumba de Lázaro, ahora convertida en Iglesia, en la que Cristo resucitó a su amigo.

En la Eucaristía, el Obispo de Jaén puso como ejemplo de conversión a Zaqueo, que después de su encuentro con el Redentor cambió su vida, y la puso al servicio demás. En este sentido, Don Amadeo expresó: «Con Jesucristo nace y renace la alegría», para añadir, «La fe se produce de un encuentro personal con Jesucristo. La fe es el punto de llegada de un camino de conversión y de vida».

La Jornada concluyó con la entrada a Jerusalén entonando el cántico… «Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la Casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales, Jerusalén».

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