En primer lugar, damos gracias a Dios por lo vivido en estos meses y por lo que vendrá en los siguientes, por las personas a quienes hemos conocido y con quienes hemos compartido un trocito de nuestra vida, por los momentos compartidos y todo lo que ha supuesto este Alpha, que quedará para siempre en nuestro corazón.
También damos las gracias a nuestro párroco, D. Germán García Aguilera, que incansablemente nos acerca más y más a Jesús. Gracias por tu insistencia, por ser su instrumento y compartir con nosotros la luz que Él te da.
En el mes de noviembre empezamos esta aventura, con miedos, incertidumbre o simplemente sin saber a dónde íbamos ni lo que nos íbamos a encontrar. Algunos sabíamos algo de Alpha, otros no lo habían oído nombrar nunca, pero una vez terminado, lo que ahora si sabemos con certeza, es que todos necesitábamos un encuentro con el Señor y que Alpha nos ha acercado mucho más a Él. Y da igual que seamos anfitriones o participantes, el Espíritu Santo nos ha llegado a todos y todos lo hemos disfrutado por igual.
Alpha es mucho más que una herramienta de primer anuncio. Para nosotros ha sido un compartir a veces lo más íntimo, nuestras experiencias de vida, de iglesia, de Jesús, nuestras cosas buenas y malas, nuestras dudas y también nuestro apoyo, nuestro cariño y nuestro amor de hermanos en la Fe.
Poco llevábamos andado cuando se nos fue Elena y nos quedamos con el alma encogida, pero aun así seguimos adelante, el primero Ángel, su marido, que nos ha dado una lección de entereza y confianza en Dios que no olvidaremos. Más adelante compartimos también el dolor con Mateo por la pérdida de su padre, y compartir las penas nos ha hecho sentirnos más hermanos, más comunidad, más familia.
Recuperado el sosiego las tardes de domingo se convirtieron en un oasis en el que disfrutar de nuestras experiencias en el Señor.
Nos hemos ido llenando de Él cada domingo y volviendo a nuestros hogares con una paz y una alegría para compartir durante la semana con nuestras familias, nuestros compañeros de trabajo y todos los que nos rodean, que han sido quienes han podido experimentar la transformación de algunos de los participantes. El Espíritu Santo derramó su gracia sobre nosotros no solo a mitad del curso en el Día Alpha que celebramos en El Centenillo, sino cada día, en cada reunión en la que hemos participado, ayudándonos a soltar todo lo que no nos hace bien y a hacerle a Él un hueco en nuestras vidas.
Lágrimas de emoción, de ternura, de perdón han corrido por nuestras mejillas y empapado nuestro corazón, unas veces para ablandarlo y dejar atrás nuestra coraza, otras para fortalecerlo ante las adversidades y todas sin duda para llenarnos de su alegría. Siempre con Jesús entre nosotros, aprendiendo a conocerlo o más bien a reconocerlo entre nosotros y sabiendo que nos acompaña y nos guía siempre, aunque a veces nos cueste abrirle la puerta.
Y así hemos llegado al final del primer curso Alpha en La Carolina y todos los que hemos participado en esta experiencia estamos de acuerdo en que hay un antes y un después en nuestras vidas, que lo vivido con tanta intensidad formará parte de nosotros para siempre y que formamos una gran familia.
Ahora tenemos un ilusionante camino por delante, con Delta, con encuentros, con cursos Alpha para otros, para que el impulso recibido se mantenga en nosotros y llegue a otros muchos con la ayuda de nuestro Señor.
Parroquias de La Carolina