Hace unos días se presentaba ‘La historia de algo grande’, el libro-memoria de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud 2011 en Jaén. El acto estuvo presidido por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López; por el Delegado Episcopal de Juventud y Coordinador General de la JMJ en Jaén, D. José Antonio Sánchez Ortiz; por el Coordinador General de la publicación, D. Raúl Contreras Moreno; y por el Sr. Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas y tuvo lugar en la Sacristía de la Catedral de Jaén, coincidiendo con el aniversario de la llegada de la Cruz y el Icono de la JMJ a la diócesis de Jaén.
«Se cumple el aniversario de la llegada de la Cruz y el Iconos de la Jornada Mundial de la Juventud, unos símbolos que el Beato Juan Pablo II regaló a los jóvenes del mundo y que tuvimos el privilegio de tener entre nosotros entre el 30 de mayo y el 4 de junio de 2011», aseguraba D. José Antonio Sánchez.
Además, Sánchez Ortiz quiso hacer público su agradecimiento a todas las personas e instituciones que han hecho posible, de una forma u otra, el desarrollo de la JMJ en Jaén. Por su parte, D. Raúl Contreras explicaba que, al concluir un evento o empresa, es necesario levantar una memoria que archive su contenido dejando constancia histórica de fechas y acontecimientos relevantes: «en el libro se encontrarán vivencias, emociones, experiencias reales, que pensamos constituyen la más preciosa memoria de lo acontecido en nuestra diócesis con motivo de la JMJ 2011. Es por ello que esta obra había de asumir un doble formato: por un lado, testimonios y, por otro lado, imágenes. Son más de 50 testimonio y más de 200 fotografías seleccionadas.
Finalmente, el Sr. Obispo quiso mostrar, una vez más, su agradecimiento a los miembros de la Coordinadora de la JMJ en Jaén y animó a los jóvenes en la tarea evangelizadora: «La pastoral juvenil tiene hoy como tarea central y más urgente, la dimensión evangelizadora y la educación en la fe, dentro del marco que llamamos Nueva Evangelización. La educación en la fe y la dimensión evangelizadora son claves en este momento de cara a la Nueva Evangelizadora. Los cristianos en la Iglesia o son misioneros o no son cristianos. Quien ama su propia fe se preocupará también de testimoniarla, de llevarla a otros y permitir que se siembre en las nuevas generaciones. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos, comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe. Necesita, ciertamente, a Dios».